RETROALIMENTACIÓN DE MOTORES DIÉSEL
Hay averías que que pueden ser 'fatales' para un motor en cuestión de segundos: así es la retroalimentación de los motores de gasoil.
Los coches, por su propia concepción, son máquinas compuestas por miles de piezas, de las cuales algunas son más proclives a fallar que otras. Sin embargo, algunas piezas, cuando fallan, pueden provocar averías muy graves. Es el caso de los turbos, una pieza básica ya en el funcionamiento de cualquier motor diésel moderno, que, sin embargo, puede provocar un fallo catastrófico del motor en cuestión de segundos.Ver vídeo superior.
Es lo que llamamos 'retroalimentación del motor', un fenómeno que sólo se da en los motores diésel que, además, están sobrealimentados mediante uno o más turbos. Esta avería se desencadena por el fallo del turbo, que envía aceite a la admisión del motor. En ese momento el aceite actúa como combustible, siendo capaz de realizar la combustión, algo que se produce de forma incontrolada hasta que el aceite del motor es consumido en su totalidad, momento en el que el propio motor gripa por falta de lubricación.
¿Se puede evitar esta aparatosa avería? Es evidente que si el turbo está a punto de fallar existen más posibilidades de avería, pero en el caso de que se produzca es muy importante actuar rápido. Si comienza a producirse la retroalimentación del motor el propulsor comenzará a girar a máximo régimen en medio de una humareda blanca y un gran estruendo que puede dejarnos sin saber qué hacer ni capacidad de reacción alguna.
En ese momento no es suficiente con apagar el motor, por lo que deberás calar el coche y hacerlo 'a lo bruto': mete quinta o sexta y suelta el embrague de golpe, siempre con el freno de mano puesto y el pedal de freno pisado. Si tu coche es automático deberás 'ahogar' el motor tapando la admisión con un trapo o papeles. No intentes de ninguna manera arrancar después el motor, ya que volverás a iniciar el proceso.