Así, como suena. Tal cual lo lees en el titular. El ejecutivo autonómico ha presentado el anteproyecto de la
Ley del Cambio Climático y Transición Energética con el que pretende hacer de las Islas Baleares un espacio libre de
emisiones en un plazo que, como máximo,
se extenderá hasta el 2050, año en el que se prevee que en Baleares se empleen al cien por cien energías renovables. Uno de los puntos clave de este ambicioso plan es la
prohibición de la venta y entrada de vehículos nuevos equipados con motores diésel a partir de 2025,
prohibición que se extenderá una década más tarde, en 2035, a los vehículos equipados con motores de gasolina. Se pretende así que en 2050 un utópico 100% del parque móvil de Baleares utilice electricidad como fuente de energía.
Esta tajante medida no afectará, no obstante, a aquellos vehículos ya matriculados en las islas. Es decir, los propietarios de estos vehículos podrán seguir utilizándolos hasta el final de su vida útil. Otra de las medidas contempladas en este proyecto es la
incorporación progresiva de vehículos eléctricos a las flotas de las empresas de alquiler, desde un 2% el 2020 hasta un 100% en 2035. Se trata, sin ninguna duda, de un proyecto extremadamente ambicioso con el que
el archipiélago balear pretende convertirse en una referencia ecológica a nivel internacional. Las intenciones son muy buenas, pero estamos seguros de que esta acción va a levantar más de una ampolla entre la ciudadanía, que no estará tan de acuerdo con unas intenciones tan radicales.
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