SEGÚN EL RACE
Accidentes aparte, estos son los cinco fallos que se reproducen con más frecuencia: te explicamos, además, cómo puedes evitarlas.
Son dos factores los que más se repiten en las causas que provocan una avería: la edad del vehículo y la falta (o la ausencia) de un correcto mantenimiento. Poco se puede hacer para solucionar el primer punto, pero sí es posible hacerse responsable del segundo para evitar males mayores. El ‘Barómetro de Averías’ del RACE, basándose en los fallos mecánicos y eléctricos de sus socios, ha establecido cuáles son las más comunes: baterías, neumáticos, motores, bombas e inyectores. Así puedes prevenirlas e, incluso, evitarlas.
Batería
La avería que más se repite tiene como protagonista a la batería del coche, sobre todo en momentos en los que las temperaturas son más extremas y juegan en su contra como ocurre en invierno.
Para comprobar su estado puedes echar un vistazo a su voltaje: en reposo tendría que marcar un mínimo de 12,5 V y en carga podría llegar, como máximo, a los 14 V como máximo. Si está por debajo de estos parámetros ha llegado el momento de cambiarla. No obstante, si todavía no es muy antigua tienes la opción de recargarla: recuerda que su vida útil oscila entre los tres y los cinco años.
Neumáticos
En la lista de los elementos de seguridad activa los neumáticos ocupan el primer lugar porque son el punto de contacto entre el coche y el asfalto. Representan, por lo tanto, un papel fundamental en la seguridad del mismo: a pesar de ello, según un estudio de Bridgestone, la mitad de los conductores no los revisa habitualmente y por ello son la segunda causa más frecuente en lo que a averías se refiere.
Revisarlos es tan sencillo como comprobar que su dibujo está por encima del mínimo legal: 1,6 milímetros aunque las autoridades recomiendan que no baje de 3 milímetros. Esta operación se puede llevar a cabo con un medidor específico o con una moneda de dos euros. No olvides comprobar que la presión está dentro de los parámetros indicados por el fabricante: una cifra por encima o por debajo también es perjudicial para las ruedas.
Motor
Un fallo en el motor: ¿cuántas veces has escuchado este veredicto? Muchas y no es de extrañar puesto que es la tercera avería más frecuente. Estos bloques están formados por cientos de piezas que, lógicamente, sufren el desgaste propio de un funcionamiento continuado y que para no fallar necesitan un mantenimiento periódico. Eso sí, debes realizarlo anualmente en un taller.
Bomba e inyectores diésel
Terminamos con un empate entre las averías más frecuentes: el protagonizado por la bomba de agua y los inyectores diésel. La misión de la primera pasa por conducir el líquido refrigerante hasta el radiador para que la temperatura del motor sea siempre la adecuada: un fallo se traduce en serias consecuencias para el motor así que será uno de los elementos que tendrán que revisar en esa revisión mecánica anual de la que hemos hablado antes.
El inyector manda la cantidad necesaria de combustible que necesita el motor y su mantenimiento es tan sencillo como cambiar el filtro del combustible cuando corresponde y evitar gestos como circular (con frecuencia) en reserva.