LA HUELGA HA FINALIZADO CON UN COSTE DE 200 M $
Ford, General Motors y Stellantis subirán el sueldo a sus trabajadores estadounidenses un 25% en plena guerra tecnológica y comercial con China.
Recientemente, la última huelga en la industria automotriz de los Estados Unidos de América ha concluido con la victoria del sindicato United Auto Workers (UAW) sobre los gigantes automovilísticos del país, a excepción de Tesla: hablamos de Ford, General Motors y Stellantis. Después de casi tres meses de tensiones, la asociación ha acabado las protestas, así como las interrupciones en la producción.
Aunque los acuerdos con Ford y Stellantis fueron desafiantes, GM resistió hasta el día 30 de octubre, momento en el que cedió ante la UAW, presidida por Shawn Fain. Fue él quien anunció un pacto provisional pendiente de la ratificación final de los empleados, marcando un hito histórico, pues las tres compañías han aceptado aumento salarial del 25% durante los próximos cuatro años, con un incremento inmediato del 11%.
Adicionalmente, la organización sindical informó que los trabajadores con contratos temporales de al menos nueve meses de antigüedad serán integrados de una forma permanente, beneficiándose de importantes mejoras en las condiciones laborales. Estas incluyen reducciones de jornada y ampliación de coberturas en planes de pensiones y seguros de salud.
Este acuerdo complica, aún más, el principal desafío del popularmente conocido como 'Big Three'. Y es que, además de unas pérdidas económicas estimadas en alrededor de 200 millones de dólares durante la huelga que les ha asolado desde septiembre, este trío de grandes empresas estadounidenses se enfrentan al mayor reto tecnológico y comercial de su historia, debilitadas y en un sector cada vez más complicado.
Sueldos elevados y empleados más protegidos generan una mayor presión financiera para las tres, que ya se enfrentaban a la presión de accionistas y competidores chinos, mucho más competitivos en términos de costes. Esto ocurre, también, en un momento en que la demanda de mano de obra es menor debido a la simplificación de los coches eléctricos, la deslocalización de parte de la producción y el aumento de inversión en nuevos desarrollos.
El compromiso de GM, Ford y Stellantis con los trabajadores afiliados a la UAW podría llevar a una revisión de sus estrategias corporativas, siendo posible que sus vehículos sufran un reposicionamiento hacia el lujo capaz de justificar un aumento de precios. Ello tendría consecuencias negativas para los clientes y positivas para los competidores asiáticos, al tiempo que Detroit podría encaminarse hacia otra crisis.