el gigante tecnológico sigue con sus pruebas en carretera
A pesar de que muchos lo han enterrado, en gran parte por las estrictas legislaciones que se están proponiendo, Bosch cree que los motores diésel serán parte del cambio en el futuro del automóvil
Ha sido habitual durante los últimos meses el escuchar la frase “el diésel tiene los días contados”. Especialmente los países europeos han comenzado a diseñar la legislación que puede condenar definitivamente a este tipo de motores en el viejo continente. Sin embargo, puede que no hayan dicho su última palabra. El gigante tecnológico Bosch hace tiempo que trabaja en una solución que permita a los vehículos diésel conseguir reducir significativamente los niveles de emisiones contaminantes.
En este caso, la empresa germana además se ha propuesto lograrlo sin necesidad de instalar costosos elementos y piezas destinadas a estar reducción de las partículas emitidas, quiere hacerlo a través del perfeccionamiento de los sistemas anticontaminantes actuales. Esto según Bosch pasa por conseguir que dichos elementos funcionen siempre a la temperatura ideal y por tanto maximizar su rendimiento y eficiencia.
En este caso se pretende ajustar el rendimiento de elementos como el turbo o los inyectores de combustible con el fin de aprovechar al máximo los gases del escape que sirven precisamente para hacer girar la turbina del turbocompresor. La clave según Bosch es la de hacer una gestión inteligente de la temperatura de los gases tras la combustión y sin la necesidad de instalar nuevos componentes adicionales.
De confirmar su rendimiento, el sistema de gestión de Bosch para vehículos diésel reduciría drásticamente las emisiones de gases contaminantes, especialmente el NOx, permitiendo según la empresa teutona, situarse por debajo de los estrictos límites que ha establecido la Unión Europea de cara a 2020. Los test ya se están realizando en carretera con el objetivo de replicar condiciones de uso normal lejos de la atmosfera ideal que supone el laboratorio. Los resultados son consistentes independientemente de las condiciones en las que se circula, clima o la agresividad con la que se conduce.
Volkmar Denner apuntaba a que los motores de combustión interna pueden formar parte todavía de ese futuro del automóvil que se está empezando a diseñar, algo que por ejemplo también defiende Mazda con el desarrollo de su Skyactiv-X de gasolina con inyección.
"Los motores de combustión, ya sea que funcionen con diésel o gasolina, pronto emitirán tan poco en forma de partículas y óxidos de nitrógeno que no tendrán un impacto significativo en el aire. Para cualquier persona con un interés pragmático y no ideológico en mejorar el aire en nuestras ciudades, los motores diésel y su posterior desarrollo tecnológico obviamente serán parte de la solución. Después de esta rehabilitación ecológica, el diésel puede despegar nuevamente. No son los motores de combustión los que se están volviendo obsoletos, sino el debate sobre su inminente desaparición."