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En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de cadenas: metálicas, textiles, compuestas (o de red), semiautomáticas (o de araña) y líquidas
Cuando la nieve aparece en la carretera, conviene extremar las precauciones al volante y adaptar nuestra conducción al escenario por el que nos movemos. No obstante, hay situaciones en las que tenemos que complementar estos gestos con cadenas: un elemento que, incluso, puede ser obligatorio en función del nivel de riesgo. Podemos encontrarlas de varios tipos, pero vamos a centrarnos en las cadenas líquidas: ¿qué son y cuándo se pueden utilizar? VER VÍDEO.
Si no llevamos neumáticos de invierno o, incluso, si contamos con ellos pero la situación es extrema, nuestro vehículo deberá equiparse obligatoriamente con este elemento si el nivel de riesgo es el rojo. Así lo establece el Reglamento General de Vehículos “Cuando sea obligatorio o recomendado el uso de cadenas u otros dispositivos antideslizantes autorizados se deberán colocar, al menos, en el eje de las ruedas motrices dichas cadenas o dispositivos antideslizantes o bien utilizar neumáticos especiales”.
Solución temporal
Como bien dice la norma, saber qué tracción tiene el vehículo es clave para colocar las cadenas… pero antes tenemos que hacernos con un juego. A la hora de comprarlas ten presente las dimensiones de las llantas y de las ruedas. Con estos datos en la mano encontrarás varios tipos: metálicas, textiles, compuestas (o de red), semiautomáticas (o de araña) y líquidas. Vamos a analizar estas últimas.
Las cadenas líquidas crean una capa protectora que genera un mejor agarre… de forma temporal: su efectividad apenas dura unos diez kilómetros y no podrás rebasar los 30 km/h. Lo ideal es aplicarlas sobre el neumático limpio, ya que si está cubierto de nieve, su radio de acción se reduce. Con esta solución conseguirás que el vehículo, momentáneamente, no patine, recuperar algo de normalidad y puedas conducir durante un pequeño tramo para salvar un peligro puntual.
¿Sustituyen a las tradicionales?
Hacemos hincapié en su carácter efímero porque las cadenas líquidas no sustituyen en términos legales a las cadenas tradicionales. Si, debido a las circunstancias, este elemento es necesario para circular por una vía no servirán: tendremos que montar las tradicionales y si no lo hacemos, nos expondremos a ser sancionados con una multa de 200 euros. Son, por lo tanto, una herramienta útil en un caso puntual de emergencia, si no sabemos si hay mucha nieve o como complemento para ponernos en marcha ayudándonos, por ejemplo, a salir del aparcamiento.