¿Qué le pasa a mi coche cuando echa humo negro?
El humo negro por el tubo de escape no es un buen presagio: debes atender a tu coche, y debes hacerlo cuanto antes
Nuestro coche, como máquina que es, es susceptible de sufrir diferentes averías que, sobre todo, llegan a consecuencia de un uso inadecuado del vehículo. El paso del tiempo es un factor primordial: cuanto más antiguo es un vehículo, estadísticamente es más fácil que sufra una avería. Una de las más comunes es, además, una de las más visibles: nuestro coche comienza a "humear", a echar demasiado humo negro por el tubo de escape, un hecho que a simple vista no parece demasiado grave, pero que puede esconder una avería muy seria.
Si comenzamos a detectar una presencia demasiado elevada de humo negro tras nuestro vehículo al acelerar, debemos ponernos manos a la obra: es posible que nuestro vehículo nos esté avisando de la llegada de una próxima avería que podemos atajar si actuamos rápidamente. Es normal que los vehículos diésel expulsen algo de humo negro al acelerar, sobre todo al acelerar con contundencia, un hecho que se da sobre todo en vehículos que no están equipados con filtro de partículas.
Si detectas humo negro, deberías comprobar que los filtros, tanto de combustible como de aire, están en perfecto estado. Si los has cambiado y el vehículo sigue igual, es posible que tengas una acumulación de carbonilla propia de vehículos que no suben demasiado de vueltas y se utilizan fundamentalmente en terreno urbano. Prueba a salir a carretera y subir de revoluciones el motor, acelerando a fondo en 2ª y 3ª velocidad para "limpiar" los conductos.
Parece una tontería, pero es una solución que suele funcionar, aunque si no es tu caso entonces la cosa se pone aún más seria: es posible que tengas una avería en el sistema de inyección del motor. Te tocará llevar a revisar el funcionamiento de los inyectores, ya que el humo negro nos dice que se está inyectando demasiado combustible en la cámara de combustión.