SEGURIDAD VIAL
El último fin de semana de octubre, en España todos los relojes se retrasaron una hora para adecuarnos al horario de invierno. Un movimiento que no sólo afecta a las personas, también a la conducción puesto que pasamos más tiempo al volante cuando ya no hay luz natural.
En 2018, la Comisión Europea planteó suprimir el cambio horario que algunos Estados miembro llevan a cabo dos veces al año. Cuatro años después, aquella propuesta todavía no se ha aprobado y en España seguimos retrasando o adelantando los relojes. El último fin de semana de octubre llevamos a cabo la primera de esas acciones y sus consecuencias no sólo afectan a las personas, también a la conducción: sobre todo si se lleva a cabo con un coche que tiene más de once años.
El cambio para adaptarse al horario de invierno implica tener menos horas de luz natural y esto afecta a los conductores, que circulan de noche con más frecuencia. El 90% de la información sobre lo que ocurre en la carretera les llega a través de la vista, cuyos estímulos se reducen cuando anochece. Razón por la que la labor del sistema de iluminación del vehículo juega, en esta época del año, un papel todavía más relevante.
Un consejo para los modelos previos a 2011
Consciente de la importancia que tienen las luces para ver y ser vistos, la Dirección General de Tráfico ha querido hacer una recomendación a todos los conductores y, especialmente, a aquellos que tienen un modelo con más de once años. ¿La razón? Hasta febrero de 2011, los vehículos no tenían obligación de contar con Luces de Conducción Diurna (DRL).
Tráfico aconseja, por lo tanto, circular con la luz de cruce encendida durante el día cuando el trayecto transcurra por carretera: así los demás podrán verlos más fácilmente y desde una distancia mayor.
Cabe recordar que durante el otoño y el invierno, en nuestro país, las horas de luz disminuyen notablemente. En el solsticio de verano (en torno al 21 de junio), en Madrid, por ejemplo, hay quince horas de luz solar, una cifra que queda reducida a unas doce horas en los equinoccios (21 de septiembre y 21 de marzo) y a poco más de nueve en el solsticio de invierno (21 de diciembre).
La DGT recuerda, también, que en España circular con la luz de cruce encendida no es obligatorio: sólo aconsejable. En otros países europeos (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, por ejemplo) sí es imperativo porque allí las horas de luz son mínimas.
Una cuestión de seguridad
Llevar las luces encendidas cuando la luz natural empieza a reducirse hasta desaparecer es, además, una cuestión de seguridad. En 2007, el Departamento de Seguridad Pasiva del IDIADA llevó a cabo un estudio para la DGT en el que demostró que, incluso con las mejores condiciones de visibilidad (conduciendo al mediodía, en una carretera mixta, rodeada de vegetación y cielo a partes iguales), un coche con las luces encendidas se detecta más de 100 metros antes que uno de color negro y sin ellas. Y en las peores condiciones, también es percibido antes (a 240 metros) que un vehículo de color blanco (que se ve a 90 metros), gris (100 metros) o negro (30 metros).
Es cierto que por la noche se reducen los desplazamientos en coche, pero, a pesar de ello, es el momento en el que más accidentes se producen y éstos son, además, más graves. No en vano, entre las 20:00 y las 8:00 horas es cuando tienen lugar el 31% de los accidentes de tráfico con víctimas en España. A esto hay que añadir otro dato: los siniestros viales que se producen durante el ocaso y la noche registran el 41% de los fallecimientos. Y las cifras no mejoran para los peatones: el 70% de los atropellos mortales ocurren durante atardecer o la noche.
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