UNA CUESTIÓN DE SEGURIDAD
La seguridad de los más pequeños es uno de los aspectos que más preocupa a las autoridades, también cuando se trata de desplazamientos por carretera. Tanto, que hay vehículos que no resultan especialmente recomendables para viajar con niños...
La seguridad vial es una de las principales preocupaciones tanto para las autoridades como para los conductores y peatones. A lo largo de los años, se han implementado diversas medidas y sistemas para reducir el número de accidentes y minimizar sus consecuencias. Uno de los avances más importantes en este ámbito ha sido el desarrollo de los sistemas de retención, como los cinturones de seguridad y las sillitas infantiles, que juegan un papel crucial en la protección de los ocupantes del vehículo, especialmente de los más vulnerables: los niños.
El cinturón de seguridad es uno de los elementos más simples y eficaces en la prevención de lesiones graves en caso de accidente. Su uso reduce de manera clara el riesgo de muerte o heridas graves al mantener a los ocupantes en sus asientos, evitando que salgan despedidos del vehículo en caso de colisión. A pesar de su eficacia, todavía hay personas que no utilizan el cinturón de seguridad de forma correcta, especialmente en trayectos cortos. Sin embargo, en la mayoría de los países, su uso es obligatorio tanto en los asientos delanteros como en los traseros, y las sanciones por no utilizarlo adecuadamente pueden ser considerables.
Otro elemento fundamental en la seguridad infantil en los vehículos son las sillitas infantiles o sistemas de retención infantil (SRI). Estos dispositivos están diseñados para adaptarse al peso y altura de los niños, garantizando que viajen de manera segura y protegidos. Los sistemas de retención infantil están divididos en diferentes categorías según la edad, peso y altura del niño, lo que asegura que cada etapa de su crecimiento esté cubierta por un sistema adecuado. Los SRI deben estar homologados y ser instalados correctamente, preferiblemente en el asiento trasero del coche y en sentido contrario a la marcha, al menos hasta que el niño cumpla los cuatro años o pese más de 18 kg, ya que esta posición ofrece mayor protección en caso de impacto frontal.
No obstante, existen vehículos que, debido a su antigüedad o a características específicas, no cuentan con sistemas de retención adecuados para garantizar la seguridad de los más pequeños. En este caso, la normativa es clara: si un vehículo no dispone de cinturones de seguridad o de anclajes para sillitas infantiles, no está permitido que los niños más pequeños viajen en él. Esta prohibición tiene como objetivo evitar que los más pequeños, que son especialmente vulnerables, se expongan a situaciones de riesgo en caso de accidente. Por ejemplo, vehículos clásicos o históricos, en los que no se han instalado estos sistemas de seguridad por estar exentos debido a su fecha de fabricación, no son seguros para el transporte de niños pequeños.
En cuanto a los criterios de esta prohibición, la normativa establece que los niños deben viajar en un sistema de retención homologado adecuado a su talla y peso. Si un vehículo no puede cumplir con estas condiciones, se considera inseguro para transportar a menores. Además, es recomendable que los niños viajen en los asientos traseros hasta que alcancen una altura de 135 cm, momento en el que pueden comenzar a utilizar el cinturón de seguridad del propio vehículo. Incluso en estos casos, muchos expertos recomiendan mantener el uso de los sistemas de retención infantil hasta que el niño alcance los 150 cm de altura para garantizar una mayor protección.