Una mujer se va unos días de viaje, la excusa perfecta para que su hijo ejecute una de sus mayores gamberradas. Y es que
el joven adolescente se montó en el Porsche Cayenne de su madre y decidió ir a dar una vuelta por los alrededores de su casa. A su vuelta, el joven, con ninguna experiencia al volante, intentó aparcar el voluminoso automóvil en el interior del garaje, aunque sin éxito. De hecho,
no hizo más que dañar la parte delantera y lateral del Cayenne para el espanto de unos vecinos que en ese momento estaban grabando la escena. Por suerte, sólo quedó en eso, ya que su pequeña vuelta por el barrio le podría haber costado mucho más caro. Como mínimo,
deberá abonar una multa de 276 dólares canadienses por conducir sin permiso.
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