SE ESPERAN SUBIDAS
El precio de los carburantes es una de las grandes preocupaciones de los conductores, y el asunto no ha comenzado bien en 2023 con la eliminación de la bonificación. No tenemos buenas noticias: todo apunta a que el precio seguirá subiendo debido a otros factores...
El nuevo año se ha estrenado con importantes subidas para todos aquellos que utilizamos un vehículo de manera más o menos regular: subida en el precio de los seguros, subida en algunos impuestos, subida en los peajes y, sobre todo, subida en el precio final de los repostajes debido, fundamentalmente, a la eliminación de la bonificación de 20 céntimos/litro que el gobierno aprobó a mediados de 2022 y que ha estado vigente hasta el 31 de diciembre.
Las cosas ahora son un poco más caras para todos, y de hecho llenar un depósito medio, de unos 55 litros, supone ahora tener que gastar unos 10€ más que hace una semana, cuando aún estábamos en 2022. De hecho, el precio medio de los carburantes, sin contar los posibles descuentos, ha ascendido también de manera notable en los últimos días, marcando su momento mínimo en los alrededores de la nochebuena de 2022. A partir de entonces, el precio no ha hecho más que subir. Hoy, el precio medio de la gasolina de 95 octanos es de 1.62€/litro, mientras que en el caso del diésel el precio asciende hasta los 1.69€/litro.
Son malas noticias para nuestros bolsillos, malas noticias que...parecen no terminar aquí. Y es que todo apunta a que a lo largo de 2023 seguiremos viendo más aumentos en el precio final de los combustibles debido a otros factores que hasta ahora no conocíamos pero que comienzan a verse reflejados en el coste de nuestros repostajes.
Llenar el depósito será cada vez más caro en 2023
La llegada de una serie de cambios normativos tanto a nivel estatal como a nivel europeo hacen presagiar un 2023 cuanto menos "movido". Tenemos el ejemplo en la Directiva Europea de Calidad de Carburantes, que especifica la necesidad de incrementar el porcentaje de biocarburantes en cada litro de carburante. En la actualidad esa proporción es del 7,5%, siendo el próximo objetivo el 10,5%. Hay que recordar que estos biocombustibles son mucho más caros que los carburantes tradicionales, de ahí que ese incremento se vea reflejado, con toda probabilidad, en el precio final que veamos en las gasolineras.
Otro gran causante del incremento de los precios es el impuesto especial sobre los hidrocarburos, uno de los grandes caballos de batalla de los últimos años. Este impuesto es diferente para diésel y gasolina, de manera que para el primero es más favorable. Esta diferencia no está bien vista en el seno de la Unión Europea, que lleva años recordando a España la necesidad de igualar ese gravamen entre diésel y gasolina. Si bien en nuestro país nos resistimos a ello, lo cierto es que todo apunta a que en 2023 podremos ver, por segunda vez, un incremento en el precio de los carburantes.