3 sencillas claves para no 'liarla' en las rotondas
Las rotondas son puntos con un índice de siniestralidad relativamente alto, por lo que recordar con tres sencillos puntos clave cómo circular por ellas es, siempre, una buena idea.
Las rotondas son, cuando hablamos de intersecciones de ambas vías, una solución por lo general mucho más apropiada para favorecer la fluidez del tráfico que, además, ahorra una cantidad muy importante de tiempo sobre todo en comparación con las intersecciones dotadas de regulación semafórica, que en algunas ocasiones pueden hacer que necesitemos más de un minuto hasta conseguir superar la intersección.
Sin embargo, las rotondas siempre han provocado cierto desencanto entre buena parte del parque de conductores, que no acaban de acostumbrarse a la manera de circular en estas infraestructuras. La DGT es consciente de ello, y por eso nos recuerda, con tres puntos clave, cómo podemos circular con seguridad en las tan comunes rotondas. VER VÍDEO.
Es obligación, en todo momento, señalizar nuestras maniobras e intenciones dentro de una rotonda, utilizando para ello los intermitentes. Los intermitentes deben ser utilizados tanto cuando queremos cambiar de carril dentro de la propia rotonda como cuando hemos escogido nuestra salida, indicando -evidentemente con antelación- que vamos a abandonar la rotonda.
Cuando hablamos de rotondas (no de glorietas) hay un mantra que todos debemos tener siempre presente: la prioridad es del vehículo -o vehículos- que circulan en el interior de la misma, independientemente de su velocidad, del tipo de vehículo que sea o de la salida que vaya a tomar. Sólo existen dos supuestos en los que la prioridad cambia: el primero es en caso de circulación de vehículos especiales -véase ambulancias, bomberos o coches de policía en acto de servicio-, siendo el segundo la circulación de un pelotón de ciclistas, en cuyo caso tienen preferencia como conjunto desde el mismo momento en el que el primer ciclista se haya ya incorporado a la rotonda.
Son muchos los conductores que deciden acortar las rotondas tomando el camino más 'recto', que implica atravesar varios carriles y abandonar la rotonda desde el carril interior. Esta actitud es muy peligrosa, siendo además motivo de sanción y motivo de culpa en caso de colisión. El carril exterior es el adecuado para abandonar la rotonda, mientras que el carril interior es el adecuado para circular dentro de la rotonda.