Crisis de los semiconductores: ¿cómo hemos llegado a esta situación? ¿Hay un único culpable a nivel global?

Durante el año 2020 y este 2021 han ocurrido muchos acontecimientos que han desencadenado esta falta de semiconductores que tanto ha afectado a la electrónica en general y al sector del automóvil en particular. El primero de ellos, la pandemia, que hoy todavía seguimos sufriendo.

Cuando se decretó el confinamiento en marzo de 2020, debido al COVID-19, nuestra vida cambió. Algunas personas pudieron seguir trabajando desde sus domicilios, aunque para ello tuvieron que montar una oficina improvisada, comprando nuevos ordenadores. Este hecho sorprendió a las escasas empresas que se dedican a construir microchips y semiconductores con sus fábricas paradas.

La política, también, ha tenido algo que ver. Sobre todo, después de que Estados Unidos pusiera restricciones a China, en agosto de 2020, en el comercio con su país, vetando la exportación e importación en Norteamérica a más de una veintena de empresas y es que, no hay que olvidar que el principal exportador de semiconductores del mundo, es China y, una de las empresas afectadas, fue SMIC.

El problema tiene muchas patas y su solución no es ni simple ni barata. Los coches de hoy llevan mucha electrónica y un automóvil necesitan, aproximadamente, 1.400 semiconductores de promedio para su construcción. Por eso, la escasez de estos componentes afecta muy negativamente a la industria. Se estima que se dejarán de vender, hasta finales de año, más de 9,4 millones de coches a nivel mundial, lo que supondrá unas perdidas de entre 50 y 100.000 millones de euros.

Habrá que esperar a 2022 y en algunos casos incluso a 2023 para que todo vuelva a la normalidad absoluta. Aunque los grandes fabricantes europeos ya han aprendido que hay que ser autosuficientes y están construyendo sus propias fábricas para solucionarlo.

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