Veinte años y un mes. Ese es el tiempo que ha pasado desde que un ser humano fue capaz de romper la barrera del sonido al volante de un coche, o algo parecido, ya que
el Thrust SSC que devoraba kilómetros con la misma facilidad de combustible era más parecido a un jet sin alas, que a uno de los utilitarios que utilizamos en nuestro día a día. Ahora que el proyecto Bloodhound ha comenzado a rodar sobre el asfalto del Aeropuerto de Newquay, al sudoeste de Inglaterra,
el comandante Andy Green ha querido echar la vista atrás y recordar el hito acontecido hace dos décadas. Corría el 15 de octubre de 1997 cuando precisamente él, Andy Green se sentaba en el Thrust SSC para romper la barrera del sonido en el Desierto de Nevada, consiguiendo una marca de 763,035 mph, o lo que en el sistema internacional
son unos increíbles 1.277,98 km/h que se establecerían como el récord mundial del hombre sobre un vehículo terrestre. El objetivo ahora, en pleno 2017, del comandante Green es el de encabezar el proyecto
Bloodhound, el cual quiere establecer una nueva
marca de 1.000 mph. El propio
comandante de la RAF (
Royal Air Force) recuerda su intento de hace veinte años, incluyendo la dificultad que suponía el mantener recto el Thrust SSC, una mole de 10 toneladas de peso propulsada por
dos turbinas de jet Rolls-Royce Spey. El relato de Green deja en evidencia la gran dificultad que suponía mantener una trayectoria segura cuando el coche tenía a desviarse a la izquierda, obligando incluso a Andy a girar el volante 90 grados hacia la derecha.