PARA LUCHAR CONTRA LAS IMPRUDENCIAS
Cada día se cometen cientos de infracciones de tráfico en nuestras carreteras, y las intenciones de las diferentes administraciones que trabajan por nuestra seguridad es que ese número se reduzca a la mínima expresión
En un país como España, en el que cada día circulan por sus carreteras decenas de millones de vehículos, es lógico pensar (y es también una cuestión de estadística) que cada jornada se cometan una determinada cantidad de infracciones de tráfico. Al final, el eslabón más débil de toda la "cadena vial" es el ser humano, encargado de ponerse tras los mandos sea cuál sea el vehículo. Por eso, las diferentes administraciones trabajan a diario en conseguir la mayor reducción posible en el número de situaciones de peligro en las carreteras.
Para luchar contra estos comportamientos las autoridades trabajan con todo tipo de herramientas, desde una mayor concienciación social (los conductores actuales son mucho más conscientes de los riesgos del exceso de velocidad o del consumo de alcohol al volante que lo que eran hace décadas) hasta el uso de sistemas de vigilancia mucho más precisos y eficaces, capaces de detectar todo tipo de infracciones de manera rápida.
Así, en los últimos años hemos asistido a la aparición de radares mucho más efectivos, a la aprobación de límites de velocidad más estrictos y a la instalación de cámaras de vigilancia y control mucho más precisas y polivalentes. De hecho, ahora no se trata de controlar únicamente el exceso de velocidad, sino también de minimizar el impacto de comportamientos que resultan peligrosos al volante, como el uso del teléfono móvil al volante. Pasar por alto señales o normas también representa un riesgo para la circulación, y es ahí donde entran en juego las últimas incorporaciones de la DGT.
Las cámaras de tráfico (no los radares) que la Dirección General de Tráfico tiene instaladas a lo largo y ancho de la red vial española no se encargan únicamente de vigilar de manera general el tráfico en una carretera, sino que muchas de ellas son capaces también de identificar comportamientos peligrosos. Jorge Ordás, subdirector de Gestión de la Movilidad y Tecnología de la DGT, ha afirmado que "no respetar la línea continua o un STOP son acciones que suponen un elevado riesgo":