ROTATIVO, COMBUSTIÓN Y LIMPIO
Mazda prepara una bomba para el 2027. Un motor de combustión limpio que además sería rotativo y que apunta a propulsar al mítico RX-9.
Los Mazda siempre han sido coches raros. Diferentes. Únicos. Pero lo que no es tan raro es dudar de que el futuro sean los eléctricos. Plantean dificultades técnicas que tienen que ser superadas. Y en ese camino, no sería raro que acabara surgiendo una solución mucho más óptima. Mazda sigue apostando por los motores de combustión, como muchos de nosotros hacemos. Pero cuando lo hacen ellos, es porque un as en la manga, algo que todavía no ha hecho nadie.
El 2027 servirá para empezar a ver los resultados de la apuesta de Mazda por los motores de combustión. En dicho año llegarán los motores Skyactiv-Z para sustituir a los actuales Skyactiv-G. El objetivo de estos motores es reducir todavía más las cifras de emisiones para cumplir con las normativas cada vez más estrictas. La clave de estos nuevos motores estará en una optimización de la combustión con un ratio Lambda 1 aire-combustible que permita obtener el mismo rendimiento con mayor eficiencia.
Sin embargo, no sería la única apuesta de Mazda por unos motores de combustión menos contaminantes. La culminación del trabajo de los ingenieros de la marca llegaría con el esperadísimo Mazda RX-9. Llevamos años esperando que el sucesor del RX-8, y del RX-7 antes de él. El año pasado se presentó el Mazda Iconic SP, un prototipo que claramente sigue la línea de diseño de los RX, y del que cada vez conocemos más detalles.
Quizás lo más destacable para los más puristas sea la presencia del motor rotativo, tan identificativo de Mazda. Y todo ello a pesar de ser un coche que utilizaría un sistema de propulsión eléctrica. La marca japonesa sí apuesta por la electrificación, pero no sin perder de vista las carencias que tienen los motores eléctricos. El motor rotativo pasaría a tener la función de "extensor de autonomía". En una configuración de motor dual, se encargaría de alimentar por combustión las baterías eléctricas, de manera que la autonomía del coche no estaría limitada por la energía que hayamos podido acumular antes de salir.
Dicho motor, además, funcionaría con combustible sintético en sustitución de la gasolina fósil, lo que llevaría a reducir en un 90% las cifras de emisiones, y dejaría la comparación de huella de carbono con los eléctricos puros y sus grandes baterías muy equilibrada.
La marca confirmó recientemente que el Iconic SP pasará a producción. Es más, el mismo jefe de diseño de Mazda, Masashi Nakayama, explicaba que el coche se diseñó para ser producido en serie. Si bien el último RX-8 tuvo algunos problemas para ser exitoso, se ha convertido en un icono por su motor rotativo. Al fin y al cabo, es un heredero del RX-7 que vendió más de un millón de unidades, y que ha servido como base para el nuevo Iconic SP.
Al menos por parte de un servidor no hay dudas de que terminará llamándose RX-9. También aunque se habla de un posible MX-5 nuevo. Es otro mítico de Mazda que podría encajar por ser este prototipo un biplaza. Pero tiene menos sentido por el hecho de que el último MX-5 es relativamente reciente, y tradicionalmente ha sido un descapotable.
Si el definitivo coche de Mazda llega con los 370 CV que prometía el prototipo es algo que no sabemos. A priori, el coche de producción será fiel al prototipo, pero eso tampoco implica que tenga que ser una réplica exacta en todas las características. Su apuesta por la electrificación y el motor rotativo, eso sí, no son negociables. Como su diseño reducido, dinámica ágil y ligereza.