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Encontrar aparcamiento puede llegar a convertirse en una pesadilla para muchos usuarios, de ahí que en ocasiones, fruto de la desesperación, muchos conductores tomen decisiones equivocadas y decidan saltarse alguna norma para poder aparcar su coche lo antes posible
Conducir un coche no es sólo eso, conducirlo. Y es que también hay que saber estacionar y, sobre todo, poder hacerlo. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de la vida útil de un vehículo éste se encuentra estacionado, aparcado, esperando que su conductor vuelva a ponerlo en marcha para emprender un nuevo viaje. El problema del estacionamiento, particularmente en las grandes ciudades, se ha vuelto cada vez más acuciante debido al crecimiento constante del parque automovilístico (quién no ha pensado alguna vez en el crecimiento desmedido de muchos modelos de coches...) y la limitada disponibilidad de espacios adecuados para estacionar.
En áreas urbanas densamente pobladas, encontrar un lugar de estacionamiento puede convertirse en una tarea ardua y frustrante para los conductores, que además contribuye a la congestión del tráfico y aumenta la contaminación atmosférica. Esta situación se agrava especialmente en zonas comerciales, centros urbanos y áreas residenciales de alta densidad, donde la demanda de estacionamiento supera con creces la oferta disponible.
La falta de estacionamiento no solo genera incomodidades para los conductores, sino que también tiene impactos negativos en la movilidad urbana y la calidad de vida en las ciudades. La búsqueda constante de aparcamiento puede provocar retrasos en los desplazamientos, aumentar el estrés y la ansiedad de los conductores, y contribuir a la congestión del tráfico y la contaminación ambiental. Además, la escasez de espacios de estacionamiento puede impulsar prácticas como el estacionamiento ilegal, lo que a su vez agrava los problemas de movilidad y seguridad vial en áreas urbanas congestionadas.
Muchos conductores, fruto de la desesperación de la búsqueda infructuosa de plazas de aparcamiento, deciden "tirar por la calle del medio" y aparcar su coche donde buenamente pueden. Entre esos lugares encontramos las plazas de aparcamiento reservadas para vehículos enchufables (híbridos enchufables y eléctricos) que cuentan además con una instalación de carga en la que los vehículos pueden llenar sus baterías mientras se encuentran estacionados.
Esta práctica, la de ocupar con coches con motor térmico plazas de aparcamiento reservadas a vehículos enchufables, tiene un nombre. Importado de Norteamérica, cada vez es más habitual utilizar el término "icing" para referirse a este comportamiento, una actitud que, por cierto, está lógicamente contemplada en el Reglamento General de Circulación y supone una sanción. No hacer caso a la señal R-308 junto con un panel informativo en el que se especifique que se trata de una plaza reservada a vehículos en proceso de recarga supone una infracción penada con 200 euros de multa y, además, con la retirada del vehículo mediante la grúa municipal en caso de que se esté bloqueando el poste de carga.