El proyecto de conducción autónoma de Google sigue siendo noticia por las anécdotas sufridas durante el día a día. Si hace unos meses Google repasaba como los accidentes en los que se había visto envuelto su coche autónomo siempre fueron culpa de terceros, hoy descubrimos como
un agente en California ha parado a un Google Car por circular demasiado despacio. La escena resulta cuanto menos curiosa, pues un agente del departamento de policía de Mountain View detuvo a un Google Car para descubrir por qué este coche circulaba a 24 mph (39 km/h) en una zona cuyo límite estaba fijado en 35 mph (56 km/h).
Según explica el agente, con la detención pretendía conocer cómo el vehículo determinaba la velocidad de circulación más adecuada, y al mismo tiempo
alertar a los operarios de Google de que su velocidad de circulación estaba obstaculizando el tráfico.
Como ya apuntara la propia Google al revelar los análisis sobre cómo se produjeron todos los accidentes en los que había implicado un Google Car,
el verdadero problema de la conducción autónoma está en la convivencia con el resto de usuarios. El coche autónomo es un sistema de transporte preciso y estricto, por lo que cumple a rajatabla con todas las normas de circulación, incluyendo la velocidad, y procura contar con el suficiente espacio libre para poder limitar el riesgo de accidentes. En un mundo donde la circulación habitual siempre se realiza al límite de los márgenes legales,
la introducción de este tipo de coches sumamente estrictos supone todo un desafío, cuando no un obstáculo. Por norma general, ningún Google Car se arriesgará a realizar maniobras que conlleven ningún riesgo, ni para ellos, ni para el resto de vehículos. Así, resulta bastante lógico pensar que los Google Car tengan más de un percance.