Para quien le tiene cariño a su coche, el lavado del mismo con máquina de rodillos no suele la opción preferida. No es extraño que los rodillos acaben
arañando la carrocería ocasionando rasguños de diversa consideración e incluso la
pérdida de brillo de la pintura a largo plazo -al fin y al cabo, es un cepillado-. Es, eso sí, un
sistema de lavado cómodo y lo normal es que, si tenemos cuidado con la antena del coche, por ejemplo, no implique mayores daños. A un conductor estadounidense, sin embargo, su último lavado en los rodillos le ha salido bastante más caro que de costumbre.
Lo que apenas cuesta un par de euros normalmente se ha convertido en una enorme factura y prácticamente
una pesadilla para el propietario de esta Ford F-150, recién estrenada, cuyo paso por el lavadero le va a costar unos 6000 dólares (5700 euros, aproximadamente): la factura de chapa y pintura para dejar como estaban los caros paneles de aluminio de la carrocería de esta pick-up. Al parecer, los cepillos del lavadero se engancharon con el mástil de la antena, lo arrancaron del panel de la carrocería y a partir de ahí golpearon una y otra vez el vehículo mientras este completaba su lavado. Una detalle, el de quitar o retraer la antena, que no olvidará su propietario; y una técnica de lavado que, aunque es poco frecuente que ocasione estos daños, probablemente no repetirá.
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