EL DESCONOCIMIENTO, GRAN ENEMIGO DE LA SEGURIDAD VIAL
Los más pequeños pueden estar viajando en el lugar menos indicado dentro del coche por desconocimiento de los adultos.
Si hay algo que nadie se atreve a discutir es el hecho de que cuando un bebé llega a una familia, se convierte automáticamente en la prioridad absoluta. Esa prioridad también se traslada al terreno de la movilidad por carretera, de manera que los padres buscan generalmente la manera de que el recién llegado pueda viajar con la mayor comodidad y sobre todo con la mayor seguridad posible haciendo uso de los sistemas de seguridad y retención infantil que, por otro lado, la ley exige.
Y es que pese a que los coches modernos son mucho más seguros que nunca, la realidad es el que el cuerpo de un bebé no está preparado aún para sufrir las consecuencias de una deceleración brusca provocada por una colisión. Por eso, los sistemas de retención infantil son por lo general mucho más restrictivos que los destinados a cuidar de un adulto. No se trata sólo de que nuestro bebé viaje con una sillita adaptada a sus necesidades, se trata también de que esa silla esté colocada en el mejor lugar posible dentro del habitáculo.
¿Viajan seguros nuestros niños pequeños?
La Fundación Mapfre ha publicado recientemente un informe en el que analiza las posibilidades de mejora de la seguridad de los más pequeños en carretera, y la realidad es que la mayoría de conductores no están transportando a los bebés de la mejor manera en sus coches. Y es que, tal y como puntualizan desde la Fundación Mapfre, es importante saber cuál es el asiento correcto para nuestro bebé, así como conocer, también, dónde debemos instalarlos.
De esta manera, cuando nuestro bebé es más pequeño, la manera más segura de viajar es hacerlo a contramarcha. De hecho, es imperante hacerlo hasta que el bebé tiene al menos 15 meses, aunque tambié existen las llamadas sillitas convertibles, que permiten que los niños de hasta 4 años viajen a contramarcha cuando sea necesario. ¿Qué sucede entonces? Pues que aparecen los elevadores que, por otro lado, pueden ser con respaldo o sin él.
Los elevadores sirven para que la posición del niño sea la idónea a la hora de recibir un impacto, aunque ya a favor de la marcha. Con los elevadores se consigue, por ejemplo, que el niño tenga la altura adecuada para que el cinturón de seguridad y el airbag lateral proporcionen la mayor protección posible. Eso sí, los elevadores sin respaldo no son apropiados para viajes largos ya que pueden provocar daño y malas posturas a los niños si éstos se quedan dormidos.
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