INTENTA NO LLORAR
Absortos por la vertiginosa evolución tecnológica que tiene lugar en la automoción desde hace unas décadas, algunos se han olvidado de elementos que marcaron época.
En la era de la gran conectividad, la electrificación total o parcial de los sistemas de propulsión e incluso de la conducción autónoma (o casi), los coches modernos han experimentado una transformación radical. Sin embargo, para aquellos que crecieron entre equipos analógicos, motores rugientes y mecanismos manuales, la evolución de los automóviles contemporáneos ha dejado tras de sí una estela de nostalgia.
Desde los simples placeres de enrollar una capota hasta cambiar de marcha mediante un pedal de embrague y una palanca, existe una serie de características que antes eran comunes en los turismos y que ahora son difíciles (o imposibles) de encontrar en los modelos más recientes. En este artículo exploramos 3 elementos desaparecidos en los coches de hoy y que despiertan la añoranza entre los nacidos antes del 2000.
Antes de que los gimnasios se pusieran de moda entre la mayoría de la población, uno podía muscular sus brazos subiendo y bajando el cristal de las puertas mediante una manivela. La ausencia de motores eléctricos y de botones hacía el mecanismo de las ventanillas especialmente fiable. Hasta bien entrados los años 90 del pasado siglo XX, muchos modelos generalistas venían con este sistema en sus plazas traseras.
Hasta los 2000, una gran cantidad de coches, especialmente de alta gama, contaban con antenas de radio telescópicas que se levantaban en el momento que el conductor encendía la estación y sintonizaba una emisora. Esta especie de palitos metálicos se retraían cuando el sistema se apagaba. Solían romperse en los túneles de lavado. Hoy, todos los coches tienen antenas integradas en el parabrisas o en la carrocería.
Muchos turismos y 4x4 previos a 2005 solían venir equipados (a veces de una manera opcional) con ceniceros y encendedores de cigarrillos en el panel de instrumentos o en la consola central. Con la disminución del hábito de fumar y las prohibiciones europeas al respecto, tal clase de accesorios fueron desapareciendo de los automóviles hasta nuestros días. ¿Quién no ha viajado de niño con el habitáculo lleno de humo?