Las etiquetas ambientales se extienden también a las motos: ¿cómo funcionan?
Parece que se ha puesto de moda lo de las etiquetas ambientales. Ahora, tras su implantación en los coches, llegan a las motocicletas
Hace aproximadamente dos años se implantó en nuestro país un sistema de clasificación ambiental para vehículos de cuatro ruedas basado en sus emisiones contaminantes. Hablamos, sí, de las ya famosas etiquetas ambientales que tanto han dado que hablar en los últimos meses, y que se han convertido, a estas alturas, incluso en un argumento más de venta.
Las etiquetas ambientales clasifican a los vehículos de más a menos contaminantes mediante cinco niveles: "sin etiqueta", "B", "C", "ECO" y "CERO". De hecho, esta clasificación se utiliza ya en algunas ciudades como Madrid o Barcelona para discriminar a aquellos vehículos que pueden o no pueden entrar en los núcleos urbanos dependiendo de la contaminación ambiental.
Ahora, esta clasificación llega también a las motocicletas, algo que se anunció hace semanas. De hecho, por lo menos en Madrid, las motocicletas también estarán afectadas, dependiendo de su etiquetado, por las restricciones de circulación respecto a los escenarios de restricciones por contaminación. ¿Son obligatorias en las motos? No, al igual que sucede en los coches, su instalación no es obligatoria a día de hoy, aunque es aconsejable, sobre todo si circulas habitualmente en alguna de las ciudades antes mencionadas.
Diseñadas para afectar tanto a ciclomotores de menos de 50 cc como a motocicletas más potentes, recoge en su clasificación todos los sistemas de propulsión que actualmente están en el mercado: desde ciclomotores eléctricos hasta las motocicletas más potentes. La etiqueta "B" está destinada a las motocicletas con homologación Euro 2, la "C"para las homologadas bajo las normas Euro 3 y Euro 4, la "ECO" para las motocicletas híbridas o con una autonomía eléctrica inferior a 40 km y la "CERO" para aquellas con sistema eléctrico con una autonomía superior a los 40 km. Se pueden conseguir, al igual que en el caso de los coches, en más de 2.000 oficinas de Correos.