¿QUÉ TRAE CONSIGO LA EURO 7?
La Unión Europea ya ha dado el primer visto bueno para lo que será la próxima Euro 7. Las exigencias de la nueva normativa anti-emisiones.
Parece que ya hay Euro 7 definitiva con un claro vencedor: los fabricantes de vehículos. Tras un primer visto bueno, el Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo han llegado a un acuerdo provisional recientemente para la introducción de esta nueva nueva normativa que sustituirá a la anterior Euro 6, aunque se aplicará un año más tarde de lo previsto.
Como hemos mencionado, las ganadoras del pulso en esta normativa implementada por Europa para mejorar la calidad del aire, estableciendo límites de contaminantes permitidos para aquellos vehículos nuevos vendidos en la Unión Europea son, sin lugar a dudas, las marcas. Y es que la nueva ley será bastante más laxa de lo que se esperaba en un principio.
Los coches diésel y gasolina mantendrán los límites de emisiones contaminantes establecidos en la normativa actual, la Euro 6. No obstante, sí es cierto que será más exigente en cuanto a la vida útil de las baterías para híbridos y eléctricos o en la emisión de partículas.
Hasta ocho estados miembros de la Unión Europea se posicionaron en contra de la idea inicial definida, puesto que esta medida atentaría contra la industria del motor del que depende gran parte de su riqueza. Más aún si cabe con el gigante asiático amenazando el nivel de ventas de los principales fabricantes europeos. Asimismo, las marcas realizaron una estimación sobre las inversiones que elevarían en más de 2.000 euros el precio de los automóviles.
La nueva normativa Euro 7 se implantará para los coches y furgonetas nuevas a partir del próximo 2026, un año más tarde de lo previsto. En el caso de los vehículos industriales pesados, véase camiones o autobuses, no será hasta enero de 2028 que esta nueva legislación les cause alguna modificación.
De este modo, tal y como hemos mencionado anteriormente, el margen para que los fabricantes puedan adaptarse a esta normativa será mayor del previsto. Además, la nueva legislación de la Euro 7 podría retrasarse aún más en caso de que se detecten problemas para una adopción normal.
Como excepción, los pequeños fabricantes, es decir, aquellos que tienen un bajo volumen de producción, podrán retrasar hasta el 1 de julio de 2030 la implementación de la normativa en sus vehículos y en el caso de camiones y autobuses hasta el 1 de julio de 2031.
Por su parte, los coches diésel y gasolina no tendrán la obligación de reducir sus emisiones. En la Euro 7 definitiva, o al menos por el momento, las furgonetas y los coches van a mantener las mismas emisiones máximas permitidas que en la Euro 6: 60 mg/km de NOx para los motores de gasolina y 80 mg/km de NOx para las mecánicas diésel.
Sin embargo, sí se deberá reducir los límites de emisiones de partículas sólidas, midiéndose al nivel PN10 en lugar de PN23, incluidas las partículas más pequeñas. Asimismo, se incluyen limitaciones de emisiones en el frenado, siendo estas de 7 mg/km en coches gasolina, diésel e híbridos y de 3 mg/km en eléctricos puros.
Como última exigencia, los vehículos eléctricos e híbridos deberán tener una vida útil mínima, debiendo mantener como poco el 80 % de su capacidad tras cinco años (o 100.000 km) y el 67 % tras ocho años (o 160.000 km). Esta exigencia también se ha visto suavizada, puesto que en una primera instancia ese 80% se había planteado que se mantuviese durante ocho años desde la compra del vehículo.
Pero ahora llega la pregunta que muchos se estarán haciendo: ¿serán los coches más caros? Si bien la inversión será menor de la esperada, las marcas deberán introducir en sus modelos nuevas tecnologías para cumplir con las exigencias de la Euro 7 en cuanto a partículas de los gases de escape y de los frenos se refiere. Por lo tanto, se estiman subidas de precio de 1.860 euros en el caso de un gasolina y de 2.670 euros para un diésel.