Francia tiene un grave problema en sus carreteras. Nuestros vecinos del norte han visto cómo sus
cifras de siniestralidad no han parado de crecer durante los últimos tres años, confirmándose que el país se ha estancado en materia de seguridad vial después de haber logrado su mínimo histórico en 2013, año en el que fallecieron 3.268 personas en las carreteras francesas. A partir de este punto, el cual indicaba que se estaba trabajando en el camino correcto, la tendencia se ha revertido y tras dos años con la cifra en pleno crecimiento ha alcanzado de nuevo en
el año 2016 los 3.477 fallecidos por accidente de tráfico. Este repunte ha hecho que Edouard Philippe, primer ministro francés, haya anunciado 18 medidas que entrarán en vigor a partir del próximo 1 de julio con el que se intentará frenar en seco este crecimiento desaforado que han sufrido los datos Una de las decisiones dentro de este paquete de medida ha sido la de
reducir la velocidad máxima en carreteras de doble sentido sin separación física. Esta polémica acción hará que la velocidad máxima permitida en este tipo de vías pase de ser de
90 km/h a 80 km/h con el fin de atajar los numerosos accidentes mortales que se producen en las mismas. En autopistas y autovías se mantendrá el actual: 130 km/h.
Concretamente, los datos de 2016 apuntan a que
el 55% de los accidentes mortales se produjeron este tipo de carreteras, casi 2.000 fallecidos en una red de carreteras que se extiende por unos 400.000 kilómetros a lo largo y ancho del territorio galo. Recordemos que por esta misma problemática ya se estudió en España reducir el límite de velocidad de las carreteras de 100 km/h a 90 km/h. Según las previsiones del gobierno francés, se espera que la mortalidad
se reduzca en 350-400 víctimas por año, asegurando a los ciudadanos que en el caso de no haber cumplido con las “
expectativas el 1 de julio de 2020 se asumirán responsabilidades”. No será la única novedad ya que habrá medidas contra aquellos conductores que superen los límites de alcoholemia y se les retire en dos ocasiones el permiso de conducir por ello. Concretamente deberán instalar un etilómetro en sus vehículos que les obligará a medir su tasa de alcohol antes de poder arrancarlo, impidiendo poner en marcha el motor si se superan los 0,25 miligramos por litro de aire espirado. A todos aquellos que den positivos en drogas o tengan una tasa de alcohol superior a 0,8 gr por litro se les confiscará el vehículo durante una semana. Mano dura también para aquellos que
recurren al teléfono móvil mientras están al volante, ya que las autoridades les podrán retirar el carnet de conducir en el caso de que incurran en una otro tipo de infracción mientras están haciendo uso del mismo, por muy leve que sea.
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