Circular siempre por el carril derecho no es sinónimo de librarse de las multas
Conducir siempre por el carril derecho no siempre es lo más recomendable. Además, circular de forma despreocupada por el carril derecho puede ser motivo de multa...
Las normas de circulación están hechas para cumplirlas. Sí, hasta ahí estamos de acuerdo. La realidad, no obstante, se empeña en complicarlo todo. Uno de los ejemplos más claros es el que habla de los límites de velocidad, del respeto a algunas señales de tráfico o la circulación por el carril que nos corresponde en cada momento. Es precisamente el caso del carril derecho uno de los más flagrantes en nuestro país.
Los conductores españoles tenemos un problema, un problema que tiene que ver con circular por el carril derecho de la vía. La norma es clara: cuando circulemos de forma normal, en progresión lineal y sin previsión de realizar ningún tipo de maniobras, debemos hacerlo por el carril que tengamos más a nuestra derecha siempre que nos encontremos fuera de la ciudad.
No obstante, circular por el carril derecho también implica atender con los cinco sentidos a la conducción. La circulación en vías con regulación semafórica es el mejor ejemplo: si circulamos por el carril derecho y nos encontramos con un semáforo flechado hacia la derecha, deberemos girar obligatoriamente a la derecha ya que, si no lo hacemos, estaremos taponando la circulación y nos arriesgaremos a una sanción de 200€.
Si circulamos por ejemplo en una vía de tres carriles que se estrecha en dos, tiene preferencia el vehículo que llegue por el carril derecho, de forma que, si un vehículo circula de forma paralela por el carril central/izquierdo, deberá ceder su hueco al vehículo que llegue por su derecha. Recuerda, en ciudad sí puedes avanzar por el carril derecho rebasando vehículos que queden a tu izquierda...pero no puedes serpentear entre carriles. De nuevo, la sanción puede alcanzar los 200 euros.