La firma escandinava ha presentado la evolución del Jesko
Con Bugatti en el punto de mira, Koenigsegg completaba su presentación de novedades con el Absolut, destinado a acercarse a los 500 km/h.
¿Se podía hacer un coche aún más rápido que el Koenigsegg Jesko? La compañía sueca tenía la respuesta bien escondida y todo estaba preparado para que fuera durante el Salón del Automóvil de Ginebra cuando tuviera su gran presentación, acompañado en este caso de su otra propuesta para la reunión helvética, el Koenigsegg Gemera. Mismo escenario que iban a emplear, en este caso cerrado al público, música rock y esa actitud irreverente que en muchas ocasiones acompaña al fabricante y allí, estaba, el Jesko Absolut.
Lo tenían claro en Suecia. En Koenigsegg quieren su vehículo más rápido, en este caso partiendo del Jesko y realizando algunos cambios en el apartado técnico que le permitirán alcanzar velocidades completamente astronómicas, apuntando a que podría empezar a mirar el registro realizado por el Bugatti Chiron Super Sport 300+, el cual se estableció en los 490 km/h en la segunda mitad del año 2019.
Se han introducido ruedas lenticulares en el eje trasero, eliminado el alerón sobredimensionado que protagonizaba la zaga del Koenigsegg Jesko, así como revolucionando el diseño posterior, donde se ha optado por abrir por completo los pasos de ruedas y así conseguir extraer todo ese aire que se crea en el interior cuando se rueda a gran velocidad. Al reducir la presión, el coche podrá rodar más cerca del suelo, mejorando su grado de penetración. Los splitters del frontal desaparecen al no tener necesidad de hacer trabajar el spoiler trasero, por lo que se ha conseguido la configuración más limpia posible.
El Absolut ha sido retocado para reducir la resistencia al avance que podía generar su aerodinámica, invirtiendo más de 3.000 horas en el ordenador para estudiar a través del CFD las opciones óptimas para lograr puntas mayores, así como unas 5.000 horas en el departamento de ingeniería y diseño hasta obtener un coeficiente de arrastre de apenas 0,278. El peso también se ha reducido gracias en parte al chasis monocasco de fibra de carbono que lo lleva a dar solo 1.320 kilogramos en la báscula, algo que unido a su V8 biturbo de 5.0 litros capaz de erogar 1.280 CV de potencia y más de 1.000 Nm de par, nos encontramos con una bestia prácticamente imbatible sobre el asfalto.
Si te parece poco es porque quizás te falta un dato más, ya que desde la marca apuntan a que con la utilización de gasolina para competición E85, el bloque podría aumentar sus cifras por encima de los 1.600 CV de potencia y de los 1.500 Nm. Todo ello asociado a una transmisión automática de nueve velocidades que cambia marchas con un muy reducido tiempo de acción y que incluso es capaz de saltar marchas dependiendo del grado de exigencia. La batalla entre Bugatti y Koenigsegg está más vigente que nunca. Ahora solo falta por conocer el lugar, la fecha y la hora en la que los suecos tratarán de batir al amanecer a sus rivales franceses por el récord del vehículo más veloz de producción.