EL IMPUESTO AL DIÉSEL SE RETRASA A 2022
El Ejecutivo dispone en su plan de recuperación varios ajustes fiscales que afectan al sector del automóvil.
La industria del automóvil representa una fuente de ingresos para las arcas públicas habida cuenta la cantidad de impuestos y gravámenes que se aplican al vehículo privado.
En la actualidad, un cliente particular que se compre y utilice un vehículo privado debe hacer frente a toda una serie de impuestos que comienzan con el IVA y el impuesto de matriculación antes de sacarlo del concesionario. Posteriormente, se deberá abonar de manera anual el conocido como popularmente como 'impuesto de circulación' (IVTM), así como contratar una póliza de seguros que, a su vez, está gravada con diferentes impuestos.
Ademas, con la utilización del vehículo se pagan impuestos cada vez que acudimos a una inspección técnica de ITV, cada vez que circulamos por una autovía de peaje, cada vez que cambiamos el aceite o los neumáticos o por supuesto, cada vez que rellenamos el depósito de carburante.
El primer impuesto que subirá será el diésel: se prevé la llegada de un 'impuesto al diésel' que supondrá una subida cercana a 10 céntimos/litro en 2022, una subida que permitirá equiparar la fiscalidad del diésel y la gasolina. Será un impuesto progresivo, de manera que la subida se hará en diferentes tramos.
El impuesto de matriculación también se verá afectado: el actual modelo de impuesto de matriculación permite que cualquier vehículo que homologue menos de 120 gr/CO2 no tenga que pagar, pero se espera reformarlo para que sólo los vehículos que tengan 0 gr/CO2 (los coches eléctricos) se libren de pagar, de manera que el resto de vehículos verá aumentada su tributación en este gravamen.
Por último, el impuesto en forma de peaje global: todas las vías rápidas se convertirán en carreteras de peaje a partir de 2024, de forma que cualquier usuario tendrá que pagar un impuesto por cada km que recorra en estas vías con el fin de aumentar la recaudación en unos 8.000 millones de euros.