Minimiza los riesgos de contagio
El transporte público es uno de los sectores que más se ha visto afectado a consecuencia del coronavirus .
La llegada del coronavirus a nuestro día a día ha hecho que muchos usuarios dejen de lado el transporte público, utilizando sistemas de movilidad privados como el coche o la moto para sus desplazamientos diarios. De hecho, cuando se cumplen ya casi 9 meses del inicio de la pandemia en nuestro país, aún son muchas las ciudades que han detectado caídas superiores al 50% en la utilización del transporte público urbano.
El autobús urbano sigue siendo, eso sí, una de las opciones preferidas de los urbanitas para desplazarse en la ciudad, siendo además un medio de transporte seguro frente al coronavirus gracias a las inversiones que los ayuntamientos han efectuado en sus instalaciones, maximizando además las tareas de limpieza y desinfección.
Sin embargo, parece que sigue habiendo un pequeño riesgo que se puede minimizar si se toman algunas precauciones especiales. De hecho, son varios los investigadores que han afirmado que evitar sentarse en los asientos enfrentados de los autobuses es una buena idea, hasta el punto de pedir que los gestores de las flotas de autobuses anulen estos asientos.
Y es que los asientos enfrentados que generalmente se instalan en la parte posterior de los autobuses son una zona de riesgo mayor que las del resto de asientos, por la sencilla razón de que estamos situándonos enfrente de otra persona con una distancia de seguridad demasiado escasa, lo que puede hacer que la ventilación no sea correcta, aumentando así las posibilidades de contagio.
¿Es inseguro en términos de contagio el transporte público? La realidad apunta a que no: es seguro utilizar el autobús o el metro, pero siempre que se extremen las precauciones y se eviten las horas punta, donde los vagones o los autobuses pueden viajar con un mayor número de personas, limitando así las distancias de seguridad.