Una
multa de tráfico te puede amargar el día, la semana o, incluso, el mes entero. Y es que dependiendo de lo "descuidados" que seamos al volante, nos arriesgamos a recibir
sanciones que pueden alcanzar cifras astronómicas. Sin embargo,
siempre hay alguien que se da cuenta de algún resquicio legal del que rascar, resquicio que utiliza para "librarse" de la sanción. Es el caso de Alfredo F.M,
un conductor que, en junio de 2017, circulaba por la autopista A-62 cuando un radar móvil lo detectó a nada más y nada menos que 226 km/h. Mal, muy mal por este conductor, que prácticamente duplicaba la velocidad máxima permitida en la vía. La pareja de guardias civiles, pendiente de garantizar la seguridad de una carrera ciclista que se celebraba por la zona,
no le dio el alto hasta pasada más de una hora. Cuando por fin le dieron el alto,
los agentes iniciaron la conversación con una pregunta: “¿Sabe usted por qué le hemos parado?”, a lo que el conductor afirmó vagamente. Este inicio de la conversación, junto con el tiempo que pasó hasta que fue interceptado, fueron las claves para que, posteriormente, el conductor interpusiera un recurso que ha terminado con
la anulación de la sanción de 1.620€ y retirada del carnet de conducir. En el juicio rápido llevado a cabo posteriormente,
el inicio de la conversación y la posterior detención junto con la lectura de sus derechos han servido para que la conversación anterior a la mencionada lectura de los mismos no tenga ninguna validez. Así,
el tribunal de apelación ha considerado que fueron los guardias civiles los que dieron pie a que el acusado se inculpase, un hecho que no es aceptable por la justicia. A todo ello, el conductor aportó además una declaración firmada por su pareja en la que afirmaba que ambos condujeron. #Tepuedeinteresar:
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