Una propuesta que levanta suspicacias
Si hace unos días conocíamos la intención del Gobierno de instaurar peajes en todas las autopistas, la última propuesta es aún más sorprendente.
La noticia saltaba hace unos días, corriendo como la pólvora: el Gobierno había trasladado a la Unión Europea un plan de choque con varias medidas de corte económico, entre las que se encontraba la instauración de peajes por uso en toda la red de vías rápidas -autopistas y autovías- del país, una medida que entraría en vigor en un periodo de tiempo razonable.
Con esta medida se busca un nuevo modelo de financiación más sostenible para este tipo de infraestructuras, una medida que, sin embargo, no ha gustado a la mayoría de conductores, que creen que, si finalmente sale adelante, la mayoría de usuarios de este tipo de carreteras cambiarán sus hábitos para circular con mayor asiduidad por carreteras convencionales como nacionales y comarcales.
Sin embargo, no parece que todo vaya a ser así de sencillo, ya que la Asociación Técnica de Carreteras (plataforma integrada por técnicos del Ministerio de Transportes, de las comunidades autónomas, ayuntamientos y empresas constructoras y concesionarias) ha presentado una serie de propuestas de aplicación rápida que, a buen seguro, va a traer cola.
En este documento es posible encontrar medidas que, en teoría, mejorarían el sostenimiento de este tipo de infraestructuras, unas propuestas que, por cierto, los técnicos de la Administración califican “de aplicación urgente”. Entre los consejos de la asociación encontramos uno que, sin duda, puede ser objeto de una agria polémica.
Después de las autopistas, las carreteras convencionales
Y es que los técnicos de la Administración creen necesario instaurar -con carácter casi inmediato- un sistema de pago por uso también para las carreteras convencionales, de manera que todas las vías de circulación de nuestro país sean de pago, y lo sean cuanto antes.
Esta medida ha levantado más de una suspicacia, sobre todo si tenemos en cuenta que la justificación de tan sorprendente propuesta se ciñe a “evitar el efecto llamada” y la “huida” de conductores desde las vías rápidas hacia las carreteras convencionales con el fin de ahorrarse un dinero cada vez que cojan el coche.
Cabe recordar que la mayoría de accidentes de circulación con víctimas mortales se producen en carreteras convencionales, de manera que “forzar” a los conductores -especialmente a los que tienen menos recursos económicos que, además, suelen ser los que cuentan con los vehículos más antiguos y menos seguros- a circular por carreteras convencionales puede dar lugar a resultados catastróficos en cuanto a seguridad vial.