¿Puede un radar colocarse en cualquier lugar?
Los radares móviles están presentes cada día en las carreteras, pero…¿pueden ubicarse en cualquier sitio?
Cada día son más los conductores que circulan por nuestras carreteras, y cada vez son más los radares que la DGT coloca a lo largo y ancho de la geografía española para intentar controlar el estilo de conducción de aquellos que deciden que eso de los límites de velocidad no va con ellos.
La realidad es que, a día de hoy, Tráfico cuenta con muchísimos métodos diferentes para controlar el comportamiento de los conductores. Desde los radares más convencionales, que todos los conductores conocen, hasta los radares de tramo, que miden la velocidad media del vehículo durante una distancia concreta, pasando por cámaras de control del uso del cinturón de seguridad, los también conocidos helicópteros Pegasus o los más novedosos drones.
No obstante, con el paso del tiempo se ha demostrado que la utilización de los radares es eficaz a la hora de reducir la velocidad de los vehículos, al menos en un punto en concreto, siendo también -por qué no decirlo- uno de los métodos de recaudación más rápidos y efectivos para la administración pública.
Muchos conductores se quejan de que las autoridades, en ocasiones, abusan de su posición y se dedican a colocar radares móviles en lugares en los que, a priori, no deberían colocarse ya que pueden llegar a suponer un peligro para la circulación. ¿Qué sucede entonces? ¿Qué dice la ley al respecto? ¿Puede un radar móvil colocarse en cualquier lugar, a discreción?
La ley que regula el uso de radares es clara
Aunque algunos conductores crean que no, la realidad nos dice que el uso de los radares está regulada por un artículo del código de circulación, concretamente el artículo número 68, que reza lo siguiente: “Los agentes de la autoridad responsable de la vigilancia, regulación y control del tráfico podrán utilizar o situar sus vehículos en la parte de la vía que resulte necesaria cuando presten auxilio a los usuarios de ésta o lo requieran las necesidades del servicio o de la circulación. Asimismo, determinarán en cada caso concreto los lugares donde deben situarse los vehículos de servicios de urgencia o de otros servicios especiales.”
Esto significa, en la práctica, que los agentes de tráfico, los encargados de operar los radares, pueden colocarlos en el lugar que estimen oportuno, siempre y cuando éste no suponga un obstáculo o un peligro para la circulación, así que…sí, nos tendremos que acostumbrar a encontrarnos radares en lugares a priori inverosímiles. Ya sabes, la clave está en no pisar demasiado el acelerador.