Casi todos los cambios se esconden en el interior
Hace unos meses ya estrenó algunas mejoras, pero el Mazda CX-3 vuelve a ponerse al día para afrontar el final de su vida comercial con fuerzas renovadas. ¿Quieres saber en qué cambia?
Parece mentira, pero han pasado cinco años desde que el Mazda CX-3 vio la luz. A lo largo de todo este tiempo, los rivales del SUV urbano japonés se han multiplicado y Mazda se ha visto obligada a renovarlo más de lo habitual para no perder terreno frente a ellos. En 2018 llegó la mayor actualización, con cambios a nivel mecánico, estético y de equipamiento, pero, desde entonces, el CX-3 se ha puesto al día más veces, la última de ellas este mismo año, en primavera. Fue entonces cuando redujo su oferta de motores al bloque de gasolina de 121 CV, estrenó el sistema de desactivación de cilindros y amplió sus opciones de conectividad con Apple CarPlay y Android Auto.
Pues bien, solo unos meses después y, con el final de su vida más bien cerca, Mazda ha vuelto a actualizarlo. Los cambios son de menor calado que nunca, simplemente se trata de modificaciones dirigidas a renovar las fuerzas del pequeño SUV en esta última etapa de su recorrido comercial. Tanto es así que, por fuera, no cambia absolutamente nada, simplemente se añade una nueva alternativa al catálogo de colores exteriores: el Polymetal Grey Metallic (gris oscuro metalizado) que ya lucen otros modelos del fabricante de Hiroshima, como el Mazda CX-30.
Por dentro tampoco hay grandes novedades, pero sí son más notorias. Cambian los asientos delanteros por unos heredados de sus hermanos mayores, como el Mazda3. Hasta que no los probemos no sabremos decir si son más cómodos, pero tienen un nuevo aspecto y eso aporta cierto toque de frescura a un interior que, en materia de diseño, no ha cambiado desde hace dos años. Otra de las cosas que se pueden apreciar a simple vista es el nuevo acabado Evolution Design; hasta hora no estaba disponible y a partir de este mes de noviembre se ofrece con una nueva tapicería mixta de cuero y tela, con toques de color blanco, marrón claro y negro. Esta nueva terminación también pinta de color negro brillante algunos elementos exteriores: parrilla delantera, espejos retrovisores y varias molduras.
Por último, el CX-3 amplía su equipamiento con un monitor de visión de 360 grados que se ofrece de forma opcional y un sistema de asistencia a la frenada en ciudad revisado con detección nocturna de peatones. También hay que hablar de una llave de nuevo diseño. Más allá de estos cambios, sigue incorporando radio digital DAB, Apple CarPlay y Android Auto de serie en todos los acabados; en el apartado mecánico solo sigue disponible con el motor 2.0 Skyactiv-G atmosférico de 121 CV, tanto con cambio automático de seis velocidades, como con uno manual de las mismas relaciones, en este último caso con el sistema de desactivación de cilindros estrenado a principios de 2020. El renovado Mazda CX-3 se pondrá a la venta a lo largo de este mes, será entonces cuando conozcamos sus precios.