¿Es realmente útil circular a 30 km/h por ciudad?
Parece que el límite de 30 km/h en ciudad adquiere cada vez más fuerza, ¿puede ser realmente una solución para combatir la siniestralidad urbana?
En las últimas semanas hemos asistido a la llegada del límite de 30 km/h en ciudades como Madrid, que ha rebajado su límite de velocidad hasta los mencionados 30 km/h en el 80% de sus calles. Otras ciudades como Valladolid ya utilizan ese límite en algunas vías de su casco histórico. ¿Por qué tantas ciudades se han lanzado a aceptar este nuevo límite de velocidad? ¿Es realmente efectivo para controlar la siniestralidad en vías urbanas?
Cada año mueren cientos de personas en nuestras ciudades por culpa de accidentes de tráfico. ¿Es la velocidad la responsable de estos accidentes? No, no siempre, pero la velocidad es un factor que empeora la gravedad de los accidentes. Es por eso que el límite de velocidad en ciudad tiende, cada vez más, a 30 km/h. Varias son las razones que nos indican que es una buena idea.
Entre ellas, por ejemplo, la distancia de frenado. A 50 km/h un vehículo recorre unos 15 metros hasta detenerse completamente, mientras que a 30 km/h la distancia apenas supera los 5 metros. Se trata, por tanto, de una diferencia muy notable que puede significar la diferencia entre detenerse a tiempo o provocar un accidente. Los errores de juicio al cruzar una calle son similares para los adultos jóvenes y los ancianos cuando el tráfico circula a esta velocidad reducida, pero son 19 veces mayores en el caso de los ancianos si la velocidad aumenta a 50 km/h.
Los actuales sistemas de seguridad preventiva autónoma que montan los vehículos nuevos tienen un rango de actuación que en ocasiones supera los 50 km/h, pero es entre los 30 y los 40 km/h cuando funcionan de forma más efectiva. Por otro lado, el riesgo de que un peatón muera en accidente de tráfico puede reducirse hasta un 90% cuando se opta por circular a 30 km/h.