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Motorpedia CC: esta es la historia de los vehículos autónomos

Esta semana en Centímetros Cúbicos vuelve la sección de Motorpedia y, en esta ocasión, hablaremos de la conduccción autónoma.

En la sección de Motorpedia hemos hablado de la conducción autónoma, es decir, de los vehículos sin conductor. Las marcas de coches y las grandes empresas tecnológicas ven cada vez más cerca hacer realidad lo que hace pocas décadas era ciencia ficción.

La historia de los vehículos autónomos comenzó a finales del siglo XV cuando Leonardo Da Vinci diseñó un carro autopropulsado al que se le podía programar un recorrido predeterminado. Se podría decir que era una primera semilla del concepto de vehículo autónomo.

Con la máquina de vapor, a principios del siglo XIX, llegó el ferrocarril, que podríamos calificar como vehículo semiautónomo, ya que el maquinista únicamente controlaba la velocidad, siendo las vías las que marcaban la dirección.

En 1852, León Foucault inventó el giroscopio, y una de sus capacidades era poder mantener una dirección predeterminada aunque su entorno se moviese. Esto permitía detectar un cambio de posición. El primero en incluirlo en un vehículo autopropulsado fue Ludwing Obry a finales del siglo XIX.

La evolución del giroscopio hizo posible que, a principios del siglo XX, los aviones y barcos pudieran disponer de los primeros pilotos automáticos. En1925, Francis Houdina decidió poner en práctica el concepto de coche autónomo controlado a distancia por radio, y no a mucha distancia.

Sin embargo, a la hora de hablar de vehículos autónomos, Norman Bel Geddes fue el primer referente. En la exposición Universal de Nueva York de 1939, en el pabellón Futurama, planteó carreteras con sistemas magnéticos o railes integrados. La idea era conducir hasta la autopista y, una vez en ella, activar los sistemas automáticos hasta la salida escogida.

En 1987, el alemán Ernst Dickmanns logró convertir una furgoneta Mercedes-Benz en un vehículo autónomo, guiado por visión y un ordenador integrado. Ya, en 1995, gracias a la reducción de tamaño de los ordenadores y al aumento de sus prestaciones, el ingeniero alemán consiguió que un Mercedes-Benz se desplazará entre Munich y Copenhague, casi 1.000 kilómetros, de manera autónoma. A partir de este momento, se sentaron las bases de la conducción autónoma.

Actualmente, en entornos controlados, la conducción autónoma ya es totalmente funcional. Hoy en día, hay, incluso, carreras de coches autónomos, y Toyota ha conseguido un coche autónomo capaz de hacer Drifting con una precisión difícilmente igualable por un ser humano.

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