SE AVECINAN RESTRICCIONES
Las Zonas de Bajas Emisiones no paran de crecer en nuestro país, restringiendo el tráfico a los vehículos más contaminantes. Lamentablemente para muchos usuarios, las motocicletas tampoco se libran...
Las grandes ciudades están adoptando restricciones cada vez más estrictas al tráfico como parte de sus estrategias para reducir la contaminación y fomentar una movilidad más sostenible. Estas medidas suelen centrarse en la implementación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), áreas donde se limita o prohíbe el acceso a vehículos que no cumplan ciertos estándares de emisiones. En España, ciudades como Madrid y Barcelona lideran estas iniciativas, siguiendo directrices europeas que buscan reducir la contaminación atmosférica y proteger la salud pública.
En el caso de Madrid, la ordenanza de movilidad incluye dos ZBE de Especial Protección: Distrito Centro y Plaza Elíptica. Estas zonas cuentan con normativas más restrictivas, permitiendo únicamente el acceso a vehículos con etiquetas medioambientales B, C, ECO o CERO de la Dirección General de Tráfico (DGT). Los vehículos sin etiqueta ya no pueden circular por gran parte del núcleo urbano, y su acceso a áreas más amplias será progresivamente restringido en los próximos años. Esto afecta no solo a los coches, sino también, y cada vez más, a las motocicletas.
En Madrid, se calcula que hay cerca de 275.000 motos y ciclomotores, de las cuales unas 79.000 se verán afectadas por las nuevas restricciones a partir de enero de 2025. Las motocicletas sin etiqueta ambiental podrán circular durante 2024, pero deberán ajustarse a restricciones horarias y de estacionamiento. Por ejemplo, motos con etiquetas B y C tienen permitido acceder libremente al centro en horarios específicos, mientras que las sin etiqueta perderán esta libertad de acceso a finales de 2024, salvo que se estacionen en un aparcamiento autorizado.
A pesar de las limitaciones, el Ayuntamiento de Madrid ha multiplicado por cinco las plazas de aparcamiento específicas para motos en los últimos cinco años, alcanzando las 14.000. Además, se han establecido ayudas directas para fomentar la renovación de motos antiguas por modelos más sostenibles. Sin embargo, estas iniciativas no están exentas de críticas. Algunos argumentan que las restricciones y la ampliación de zonas peatonales reducen las opciones de aparcamiento y circulación para vehículos privados, incluidas las motos, que tradicionalmente han sido una alternativa económica y eficiente en zonas urbanas congestionadas.
Las ZBE son solo una partede un cambio más amplio hacia un modelo de movilidad urbana sostenible. Este cambio requiere la colaboración de las administraciones, los fabricantes de vehículos y los ciudadanos. Aunque estas políticas son necesarias para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones, también plantean problemas para los usuarios de vehículos más antiguos. La transición hacia tecnologías más limpias, como los vehículos eléctricos, es fundamental, pero necesita estar respaldada por incentivos y soluciones que mitiguen el impacto en aquellos que dependen de sus vehículos para el día a día.