EN LA ACTUALIDAD SOLO HAY 100.000 PUESTOS
Que los eléctricos son el futuro y que son la mejor opción para que se reduzcan los niveles de emisiones, está claro. Pero nadie adquirirá este tipo de vehículos si no tienen la seguridad de poder cargarlos en cualquier lugar y en cualquier momento.
La llegada de los vehículos eléctricos llega, pero llega lentamente. O al menos así lo cree el secretario general de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Erik Jonnaert. Este tipo de vehículos, que el secretario general de la ACEA aún considera "marginales" en el mercado, deben ir acompañados de una mayor infraestructura de recarga que aún es muy escasa en la Unión Europea (UE).
Que los eléctricos son el futuro y que son la mejor opción para que se reduzcan los niveles de emisiones, está claro. Pero nadie adquirirá este tipo de vehículos si no tienen la seguridad de poder cargarlos en cualquier momento.
"No todo el mundo tiene una casa con un garaje y su propio sistema de recarga. Si estás en un apartamento, tienes que aparcar tu coche en la calle y no hay un sistema de recarga para tu vehículo, ¿para qué lo comprarías?", advierte.
La ACEA ha hecho sus cuentas y la cosa está así, la transición a la movilidad alternativa requerirá dos millones de puestos de recarga en toda la UE para el año 2025, pero en la actualidad solo hay 100.000 y su expansión es muy lenta.
Y por si fuera poco, el 76% de estas 100.000 estaciones de carga se concentran en tan solo cuatro Estados miembros (Holanda, Alemania, Francia y Reino Unido), y el secretario general de la patronal advierte de una tendencia a "concentrarse en las ciudades" así que, las personas que no residan en ciudades ¿cómo podrán cargar su vehículo? ¿Tendrán que trasladarse a la ciudad para hacerlo? Nada cómodo.
"Probablemente el movimiento más interesante en el que deberíamos centrarnos es conseguir soluciones de movilidad urbana organizadas de una manera distinta a como están", ha dicho Jonnaert, que ha destacado la necesidad de llevar la infraestructura de recarga hacia las autopistas y las áreas más rurales de Europa.