UNA DECISIÓN UN TANTO POLÉMICA
Los radares actuales son mucho más inteligentes y capaces que los que se instalaban en las carreteras hace décadas, pero su funcionamiento no termina de convencer a todas las autoridades. Prueba de ello es la decisión que ha tomado Francia.
En España los conductores nos quejamos a menudo de la cantidad de radares que hay en nuestras carreteras, pero si comparamos nuestra situación con la de países vecinos como Francia, la presencia de radares en España es casi anecdótica. Actualmente, Francia cuenta con alrededor de 4.300 radares activos, cuatro veces más que en España. De ellos, unos 100 son radares de tramo por algo más de 70 que tenemos activos en nuestro país. Sin embargo, Sécurité Routiere, el equivalente francés de la DGT, ha decidido dejar de usarlos.
La versión oficial de Sécurité Routiere afirma que los radares de tramo no son lo suficientemente efectivos. Aunque se utilizan en Francia desde 2012, 10 años después de su puesta en marcha han decidido desconectar estos radares, algo que se realizará de manera progresiva. Los radares de tramo son complejos y costosos, acarreando un considerable coste de mantenimiento para garantizar su correcto funcionamiento. En teoría, son sistemas más justos para controlar la velocidad, ya que miden la velocidad media de un conductor en un tramo de carretera en lugar de la velocidad concreta en un punto específico.
¿Tiene sentido la desconexión de los radares de tramo?
Sin embargo, presentan una problemática diferente a los radares fijos y también invitan a la picaresca. Algunos conductores pueden reducir dramáticamente su velocidad si piensan que su "media" va a ser demasiado alta, otros optan por detenerse cuando no es posible hacerlo, y no pocos conductores se "esconden" detrás de otros vehículos para evitar que las cámaras reconozcan sus matrículas.
Además del coste de mantenimiento, muchos de ellos tienen ya una década de antigüedad y requieren renovación, y son menos efectivos para multar a los conductores. En promedio, un radar fijo en Francia impone alrededor de 14.000 multas al año, mientras que los radares de tramo reducen a 5.000 las sanciones impuestas al año.
En última instancia, el mejor radar es aquel que no impone una sola multa al año, ya que nadie incumple las normas. Esa sería la gran noticia, pero mucho nos tememos que aún a día de hoy muchos conductores, independientemente de que hablemos de Francia, de España o de cualquier otro país, siguen apretando el acelerador más de la cuenta. De hecho, una de las grandes apuestas de la DGT para nuestras carreteras es la instalación de más radares de tramo.