Porsche quiere que, llegados a mediados de la próxima década, la marca no sólo sea conocida por fabricar algunos de los deportivos más icónicos del último medio siglo, sino que
los de Stuttgart quieren ser también una referencia entre la movilidad eléctrica. En una reciente entrevista al CEO de Porsche, Oliver Blume, concedida a la revista alemana
Manager Magazin, el responsable de la marca confirmaba que la intención de la marca era de aumentar el número de ventas de automóviles 100% eléctricos hasta que
forme la mitad de su total en el año 2023. O lo que es lo mismo, Porsche pretende que,
en sólo seis años, el 50% de los vehículos que salen de sus concesionarios estén propulsados únicamente por electricidad. No deja de ser una fecha optimista si nos paramos a pensar que Porsche por el momento todavía no ha puesto a la venta ningún vehículo de estas características, y que el primero en hacer,
el Porsche Mission E de 600 CV, 500 kilómetros de autonomía y recarga ultrarrápida (en apenas 15 minutos su batería estaría cargada completamente), todavía no tiene fecha fija de lanzamiento. Se espera que sea 2019, sin embargo, con tecnología tan novedosa, estas fechas de ‘entrega’ son susceptibles a variación. No será el único. Junto al Mission E, se espera que también
lo acompañe un nuevo crossover eléctrico de altas prestaciones, algo que sirva para rivalizar con los pocos SUV eléctricos que podremos encontrarnos por el momento a corto plazo. Su llegada no será inmediata y se espera que se deje un margen de uno o dos años respecto al lanzamiento del vehículo cuatro puertas 100% eléctrico de Porsche.
Según Blume, la clave podía estar en
la llegada de la segunda generación del Macan, actualmente el vehículo más vendido del fabricante alemán con casi 100.000 unidades ‘despachadas’ en 2016. Su segunda generación podría llegar exclusivamente en forma de SUV eléctrico, algo que obviamente no le asegurará las
mismas cifras de ventas, pero sí le puede permitir una entrada más cómoda entre los incondicionales de la marca. Todas estas decisiones
deberían ayudar a mantener a los 911 y el resto de modelos icónicos inalterables, haciendo uso de la propulsión tradicional de combustión interna. Queda por saber qué papel jugarán los híbridos en esta transición, si únicamente serán un hilo conductor, o si también tendrán peso en el futuro de la marca.