UN RECURSO POCO HABITUAL
Los radares son una de las herramientas más efectivas a la hora de reducir la siniestralidad en las carreteras pero, a la vez, son los elementos que menos simpatías levantan entre los conductores. Sin embargo, a veces las cosas cambian...
Los radares de tráfico son, posiblemente, los dispositivos más efectivos para controlar la velocidad de los vehículos. Existen varios tipos de radares que han evolucionado mucho en los últimos años, adaptándose a las necesidades de control y supervisión del tráfico. Los más conocidos son los radares fijos, que están instalados de manera permanente en lugares estratégicos como zonas de alto riesgo o con alta incidencia de accidentes; aunque también existen los radares móviles, que son transportados en vehículos de la policía y pueden ser colocados en diferentes ubicaciones, así como los radares de tramo, que miden la velocidad media de los vehículos en un tramo determinado de carretera.
En los últimos años, la tecnología de los radares de tráfico ha avanzado considerablemente. Los nuevos modelos utilizan sistemas de detección láser y cámaras de alta resolución para captar imágenes precisas de los vehículos y sus matrículas. Además, algunos radares modernos están equipados con tecnología de reconocimiento automático de matrículas (ANPR), que permite identificar vehículos en tiempo real y comprobar si están registrados o tienen alguna infracción pendiente. También se han desarrollado radares inteligentes que pueden diferenciar entre distintos tipos de vehículos, como automóviles, motocicletas y camiones, ajustando los límites de velocidad según el tipo de vehículo detectado.
Con todo y con eso, siguen siendo uno de los elementos relacionados con la seguridad vial que menos simpatías levantan entre los conductores, aunque en ocasiones es posible encontrar situaciones en los que un radar puede llegar, incluso, bienvenido. Es precisamente lo que va a ocurrir en la Autovía del Cantábrico, la A-8, en un tramo comprendido entre Castro Urdiales y Ontón, donde se va a instalar el sistema de radar de tramo más largo del país.
Este radar de tramo favorecerá un incremento en la seguridad vial, como suele ser habitual cada vez que se instala un dispositivo así, pero es que además va a permitir a los conductores circular más rápido. Antes de su instalación, la velocidad máxima permitida en dicha zona es de 80 km/h. Sin embargo, con la nueva instalación, se permitirá una velocidad máxima de 100 km/h. Aún hablamos en términos futuros, ya que se espera que el radar comience a operar en agosto, coincidiendo con las vacaciones, aunque las sanciones no se aplicarán hasta bien entrado el otoño.