UNA DE LAS PRUEBAS MÁS UTILIZADAS
Los test de alcoholemia son una de las herramientas más utilizadas por parte de las autoridades. Ya no sólo por su poder disuasorio, sino para que, en caso de un accidente, sea posible depurar las posibles responsabilidades de los implicados
El consumo de alcohol al volante continúa siendo una preocupación constante en las carreteras de España, con consecuencias potencialmente devastadoras para la seguridad vial. La siniestralidad asociada a la conducción bajo los efectos del alcohol ha sido objeto de atención por parte de las autoridades y organismos encargados de la seguridad vial, ya que los accidentes relacionados con el consumo de alcohol no solo representan un riesgo para los conductores, sino también para peatones y cualquier otro usuario de la vía.
En un esfuerzo por combatir esta peligrosa práctica, los test de alcoholemia han desempeñado un papel crucial en la detección de conductores ebrios. Estos controles, permiten medir la concentración de alcohol en el organismo de los conductores. La implementación de estos tests se ha convertido en una herramienta esencial para disuadir a aquellos que puedan considerar la opción de ponerse al volante tras haber consumido alcohol. Además, las severas sanciones asociadas a la conducción bajo los efectos del alcohol buscan no sólo castigar, sino también concienciar sobre los riesgos inherentes a esta práctica, promoviendo así comportamientos responsables en las carreteras españolas.
Es evidente que los test de alcoholemia no son suficientes para reducir a cero el consumo de alcohol al volante, de ahí que en los últimos años se hayan tomado otras medidas como, por ejemplo, imponer la tasa 0 a los menores que conducen cuadriciclos ligeros y vehículos similares. Además, es cada vez más frecuente que los test de alcoholemia se acompañen por test de consumo de drogas, que permiten identificar diferentes sustancias en el organismo del conductor, determinando así si está capacitado o no para utilizar un vehículo en vía pública.
Toda esta teoría está basada en el comportamiento del conductor, pero...¿qué sucede con el resto de ocupantes de un vehículo? ¿También pueden ser sometidos a una prueba de alcoholemia si los agentes así lo consideran? Según el artículo 21.a del vigente Reglamento General de Circulación, un usuario de la vía, en caso de estar implicado en un accidente de tráfico, puede ser sometido a la prueba de alcoholemia. ¿Ocurre lo mismo con los pasajeros de un coche?
Lo cierto es que sí, ya que sólo existen dos escenarios en los que un pasajero tiene la obligación de someterse a una prueba de alcoholemia en caso de ser requerido para ello. El primer escenario es el que acabamos de mencionar, siempre que se pueda demostrar que éste pasajero ha intervenido en el accidente. El segundo momento en el que puede darse es cuando el conductor arroja una tasa positiva de alcoholemia y viaja acompañado.
En ese momento, cualquier ocupante con permiso de conducir puede hacerse cargo del vehículo, pero para ello tendrá que demostrar que está en condiciones de hacerlo, para lo que tendrá que soplar y arrojar una tasa negativa (preferiblemente 0,0) de alcohol. En caso de ser requerido para realizar la prueba y negarse a ello, estaría cometiendo una infracción considerada como muy grave, conllevando una sanción económica de 500 euros.