MUCHOS COCHES PUEDEN DAR CORRIENTE
Que un coche nos provoque un calambre de manera aislada no supone un problema y, posiblemente, a todos nos ha pasado. ¿Qué sucede cuando es recurrente?
Nuestros coches con máquinas complejas, compuestas por miles y miles de piezas, cuyo objetivo es proporcionarnos un medio de transporte con el mínimo mantenimiento posible y con la máxima seguridad y comodidad. Sin embargo, como máquinas que son, son susceptibles de fallar y de tener que arreglarse en lugares especializados. Los coches cuentan con un sistema de propulsión que puede estar a cargo de un motor térmico o de un motor eléctrico, así como un complejo sistema eléctrico que se encarga de comandar todo el sistema de confort y seguridad del vehículo.
Por eso, todos nuestros coches utilizan una -a veces dos- batería de 12 V, encargada de suministrar electricidad a todos los componentes auxiliares del vehículo. De hecho, cuando ésta se descarga, se agota o se avería, generalmente es imposible utilizar el coche, ni siquiera cuando el vehículo cuenta con un sistema de propulsión eléctrico. Seguro que en más de una ocasión, al subirte al coche o al bajarte tras haber circulado con él, has recibido una pequeña descarga al tocar la carrocería, lo que se conoce comúnmente como 'dar calambre'.
¿Por qué mi coche da calambre?
Que un coche nos de calambre no debería preocuparnos siempre que se trate de un fenómeno aislado: puede darse por muchos motivos, entre los que se encuentra la propia ropa que llevamos puesta que, al contacto y roce con la tapicería de los asientos, se carga de electricidad estática. Sin embargo, cuando nuestro coche nos da calambre de manera constante podemos estar ante un problema que merece la pena revisar. ¿Cuáles son las posibles causas de que nuestro coche nos de calambre?
Existe un truco para que nuestro coche no nos de calambre al tocarlo: antes de llegar o justo al salir, tocar el suelo con la punta de los dedos. De esta manera, descargamos la electricidad estática que tengamos encima y no habrá peligro de recibir un pequeño calambre al tocar nuestro coche.
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