autónomos, sí... pero ¡lavados a mano! ¿por qué?
Es una de las paradojas de la industria automovilística: los coches autónomos tendrán que lavarse cuidadosamente a mano.
La automatización de la conducción es uno de los pilares de la nueva industria automovilística, una industria que en los últimos años centra sus esfuerzos en la mejora del funcionamiento y la seguridad que el coche autónomo proporcionará a los ocupantes que se decidan a utilizar esta tecnología para sus desplazamientos.
Sin embargo, como todo avance tecnológico, no está exento de sus paradojas. Es el caso del lavado de los vehículos autónomos, que exigirá una serie de características para que los elementos que compongan todo el ecosistema autónomo del vehículo no resulten dañados.
En la actualidad, la mayoría de los usuarios de un vehículo se limitan a lavar el coche cuando visualmente resulta necesario: cuando la suciedad resulta evidente, basta con meter el coche en un túnel de lavado, esperar 10 minutos y recoger el vehículo lo suficientemente limpio como para no tener que preocuparnos de nuevo por el tema en unas cuantas semanas.
Sin embargo, con los vehículos autónomos este gesto no es tan fácil como parece. La enorme cantidad de tecnología que equipa un coche autónomo, así como la gran cantidad de elementos “delicados” como sensores de ultrasonidos, radares o cámaras hace que meter un coche autónomo en un túnel de lavado automático sea inviable, al menos a día de hoy.
La paradoja de la conducción autónoma se plasma, una vez más, en algo tan simple como el lavado del vehículo. Mientras la industria no sea capaz de encontrar una alternativa, los coches autónomos tendrán que lavarse a mano, con delicadeza, para que todos los sistemas sigan funcionando correctamente.