UNA EXPLICACIÓN MUY SENCILLA

Por qué el conductor del coche no se suele marear nunca

Los mareos en el coche son un fenómeno completamente normal, que cada día afecta a miles y miles de ocupantes, aunque hay uno en concreto que no suele sufrirlo: el conductor.

El viajar es un placer, o al menos eso decían Los Payasos de la Tele. No obstante, esta satisfacción puede convertirse rápidamente en una pesadilla en caso de que te sobrevenga una de las sensaciones más desagradables que puedes sufrir en un vehículo: el mareo. Es algo bastante habitual que te puede ocurrir no solo en el coche, sino que también en un barco o un tren.

A este mareo generado por el movimiento se le conoce científicamente como cinetosis y el sistema del equilibrio es el gran culpable de esta sensación. En caso de que lo sufras, debes saber que tu sistema del equilibrio es más sensible y has nacido ya con esa predisposición al mareo prefijada en tus genes.

Mareos en el coche | Centímetros Cúbicos

Este común problema surge cuando por una estimulación excesiva del aparato vestibular por movimientos de baja frecuencia. En otras palabras, los receptores, como el oído, los ojos o los músculos, interpretan que estás quieto cuando realmente estás en movimiento, recibiendo así informaciones contradictorias que derivan en una sensación de mareo.

¿Por qué el conductor nunca se marea?

De este trastorno que sufren algunas personas existe un tripulante que parece ser inmune: el conductor. Ante este escenario, lo primero que hay que explicar es por qué los pasajeros que viajan en los asientos traseros se marean con mayor frecuencia. Y es que, tal y como explica Ignacio Crespo, médico y divulgador científico, "cuando vamos detrás, en lugar de fijar nuestra vista en el paisaje en movimiento, lo hacemos en un punto quieto del interior del coche y hace que nuestros sentidos se contradigan, la vista nos dice que estamos quietos, pero el sentido del equilibrio nos comenta que estamos en movimiento".

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Por el contrario, en el caso del conductor esta contradicción no ocurre puesto que este va delante viendo el paisaje y anticipándose a los movimientos del coche ya que es él mismo quien decide hacia dónde se mueve, por lo que no hay incongruencia alguna entre sus sentidos.

En resumidas cuentas, el conductor no padece de cinetosis en ningún momento porque todos sus sentidos van al unísono debido a que se está anticipando en todo momento a los movimientos que él mismo, con sus acciones, decide. Por lo que no, el volante no tiene poderes curativos ni es un objeto mágico, es cuestión de ciencia.