REACCIONAR A TIEMPO, BÁSICO
Las placas de hielo son uno de los fenómenos meteorológicos más peligrosos para la circulación por carretera, pero también es posible saber reaccionar.
El invierno lleva con nosotros casi un mes, siendo los últimos días los más fríos del año en buena parte de la península ibérica. A nadie se le escapa que con el invierno tenemos que vivir fenómenos meteorológicos más extremos propios de esta estación. Hablamos por ejemplo de las heladas, los bancos de niebla persistentes o las precipitaciones en forma de nieve. Todos estos elementos suponen un claro problema de seguridad para aquellos usuarios que circulan por carretera con sus vehículos.
Es evidente que si por la razón que sea, tenemos que coger el coche en medio de una nevada, vamos a circular prestando especial atención a nuestro vehículo ya que en esos momentos somos conscientes de que la adherencia de la que disponemos es mucho menor. Es algo similar a lo que ocurre cuando estamos circulando en medio de una niebla muy densa que minimiza de manera patente nuestra visibilidad. Disminuyendo la velocidad y aumentando el nivel de atención sabemos que, generalmente, circulamos más protegidos.
El peligro de las placas de hielo
Sin embargo, hay otros fenómenos que nos pueden pillar por sorpresa, una sorpresa negativa que puede acarrear, como mínimo, un susto al volante. Hablamos de las placas de hielo, placas que se forman por la congelación de la humedad presente en el asfalto. Su presencia es especialmente peligrosa ya que no es necesario que esté lloviendo, nevando o incluso que las temperaturas sean especialmente bajas ya que en zonas sombrías podemos sufrir sus consecuencias incluso aunque el cielo esté completamente despejado, esté luciendo el sol y la temperatura esté un puñado de grados por encima del cero.
Las placas de hielo cuentan con un coeficiente de adherencia especialmente bajo, de manera que si estamos circulando con nuestro coche es más que probable que notemos como nuestra trayectoria se modifica. En ese momento debemos saber reaccionar, y debemos hacerlo de la manera más rápida posible. Para ello la Dirección General de Tráfico nos ofrece las cuatro claves:
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