CURIOSIDAD
No todo es tan bonito con los coches eléctricos. Suelen ser más caros por sus baterías, pese a las ayudas, y encima sus seguros podrían no dejar de aumentar en los próximos años.
Con el auge y la promoción de las nuevas formas de transporte sostenibles, el coche eléctrico parece estar ganando peso como la mejor opción de futuro, si bien es cierto que existen alternativas como el hidrógeno y los combustibles sintéticos.
Sin embargo, no todo es tan bonito con los coches eléctricos, especialmente de cara al usuario. Suelen ser más caros por sus baterías, pese a las ayudas, y encima sus seguros podrían no dejar de aumentar en los próximos años.
Y es que un número creciente de aseguradoras están negándose a reparar los coches eléctricos siniestrados debido al alto coste de las baterías de los mismos, en muchos casos llegando incluso a suponer hasta el 50% del valor del coche.
Los peligros que conlleva y la imposibilidad de evaluar correctamente las baterías ligeramente dañadas después de un accidente, provoca que muchos vehículos eléctricos con poco kilometraje, estén siendo catalogados como siniestro total después de un accidente.
Además de subir el precio de los seguros si los fabricantes no encuentran un remedio, tener que desechar una batería tras un leve accidente también cuestiona la verdadera sostenibilidad de estos vehículos, puesto que deberían tener una larga vida de uso para compensar el CO2 expulsado al fabricar sus baterías.