UNA VIGILANCIA MÁS INTENSA

Radares autónomos: el factor sorpresa que ya usan nuestros vecinos

Los radares son uno de los inventos más conocidos por parte de los conductores. Su tecnología ha cambiado y evolucionado mucho en los últimos años, tanto que ahora, incluso, son capaces de desplazarse ellos solos

Los excesos de velocidad representan un riesgo muy importante para la seguridad vial, una afirmación que ya nadie es capaz de poner en duda. Para luchar contra ellos, los conductores conocemos bien la presencia de los radares, instalados como herramientas de control para mitigar este problema. Su evolución ha sido notable a lo largo del tiempo, pasando de simples dispositivos de medición de velocidad a sistemas más avanzados.

La tecnología actual ha permitido, por ejemplo, que muchos de esos radares estén conectados permanentemente a diferentes bases de datos de la Dirección General de Tráfico, siendo capaces de conocer cuando un vehículo que ha cometido un exceso de velocidad está circulando además sin contar con la ITV o sin estar cubierto por una póliza de seguros. Estos dispositivos no solo imponen límites (y multas), sino que también contribuyen a la prevención de colisiones y promueven conductas de conducción más seguras.

radar-velocidad-dgt-camara-0917-01 | Centímetros Cúbicos

Además, gracias a diferentes tecnologías, su funcionamiento ya es casi inmune a las condiciones meteorológicas y mucho más preciso que antaño, lo que permite a las autoridades controlar con mucha mayor exactitud y fiabilidad el comportamiento de los usuarios al volante. En cualquier caso, parece que la carrera tecnológica por construir los radares más inteligentes y capaces no se detiene, y para muestra, el invento que ya han estrenado en nuestra vecina Francia.

El radar autónomo: la última creación contra la velocidad

Y es que desde hace un tiempo en Francia hacen uso de radares autónomos, unos radares construidos para poder actuar de manera completamente independiente durante, al menos, una semana. Su principal ventaja respecto a los radares convencionales es que cuenta con una pequeña plataforma motorizada que le permite desplazarse lentamente de manera autónoma, de forma que durante la semana que tiene de autonomía, va cambiando de ubicación sin que los conductores puedan anticiparlo.

Los datos no dejan lugar a dudas: según las estadísticas que maneja la administración francesa, cada uno de los radares autónomos que están en funcionamiento han conseguido detectar el triple de infracciones que un radar convencional. Parece que su implantación en nuestro país no está cercana, pero estamos seguros de que a buen seguro la administración española ha tomado buena nota de la efectividad de estos dispositivos.