Sí, los radares son uno de los peores enemigos de los conductores, especialmente de los que no respetan una de las normas más serias: el límite de velocidad. En los últimos años los límites de velocidad han sufrido ciertas modificaciones, como el cambio de 100 km/h a 90 km/h en carreteras convencionales, cambios que han mejorado la seguridad en carretera.

Por si fuera poco, la tecnología asociada a los cinemómetros avanza a pasos agigantados, de manera que poco queda ya de los antiguos radares que apenas eran capaces de detectar un vehículo circulando por encima del límite de velocidad y que ni siquiera podían funcionar correctamente cuando las condiciones meteorológicas eran adversas. ¿Qué sucede en la actualidad? VER VÍDEO DE ARRIBA

Te puede interesar... 6 km/h: el nuevo límite de velocidad que ya está activo en España

A nadie se le escapa ya a estas alturas que los límites de velocidad en zonas urbanas tienen un destino claro: ir disminuyendo progresivamente en los cascos centrales para mejorar la convivencia entre vehículos a motor, ciclistas y peatones.

De hecho, ya son varias las ciudades que han comenzado el proceso de transformación de sus cascos urbanos, disminuyendo en algunas calles la velocidad máxima a 30 km/h en lugar de los genéricos 50 km/h que marca la ley.