El diésel sigue siendo, hoy día, interesante para algunos conductores
El diésel está viviendo un proceso de caída, pero, aún a día de hoy, sigue siendo un combustible interesante para algunos conductores.
La llegada de nuevos combustibles y alternativas de movilidad al mercado automovilístico han mejorado las condiciones en las que un cliente puede disfrutar de su nuevo coche. Sin embargo, hay un combustible que, a día de hoy, está pasando por un proceso de 'caída' en su popularidad. Sí, hablamos del diésel.
El gasóleo ha pasado de ser el combustible preferido para la mayoría de los españoles a caer de forma violenta en poco menos de dos años. De cualquier manera, no hay que llevarse a engaño: el diésel sigue siendo a día de hoy una alternativa muy válida según las condiciones de uso de nuestro coche.
No todos los conductores sacan rendimiento a un diésel en su uso. Pero con estas cuatro razones te demostramos que, aún hoy, el diésel sigue siendo interesante.
La primera de ellas es son sus emisiones: los índices contaminantes de un diésel de nueva generación son extraordinariamente bajos y nada tienen que ver con los motores de gasóleo de hace, por ejemplo, una década.
Otra razón es la etiqueta medioambiental: un diésel de nueva generación, que supera las normativas anticontaminación Euro 6, recibe en nuestro país la etiqueta C, equivalente a los vehículos con motor de combustión menos contaminantes. De hecho, en algunas ciudades incluso reciben cierta bonificación para estacionar.
Vamos con otra más: el consumo de combustible. Es evidente que hoy en día los motores modernos consumen menos carburante que nunca, algo que también se puede aplicar a los propulsores diésel. Cuando un usuario se plantea utilizar el coche durante muchos kilómetros, sobre todo en carretera abierta, el diésel sigue siendo la mejor opción en términos monetarios.
La última pero no menos importante: el agrado de uso. Un diésel moderno nada tiene que ver en términos de ruido y vibraciones con un diésel más antiguo, menos aún si nos referimos a motores de 6 u 8 cilindros, donde el refinamiento llega a niveles muy similares a los motores de gasolina tanto en sonido como en el tacto a la hora de conducirlo.