La va a más y, además de las restricciones, cada vez se habla más de
medidas en favor de acelerar lo máximo posible la transición de los vehículos diésel a vehículos gasolina. Aunque hasta la fecha ningún gobierno ha dado un paso en firme para incentivar la compra de otras motorizaciones que no sean diésel, es tan sólo cuestión de tiempo que comiencen a llegar medidas al hilo de esta idea. Hoy nos hacemos eco de la propuesta que está estudiando el Gobierno de Reino Unido según apunta
The Times para
ofrecer a los propietarios de vehículos diésel la posibilidad de optar por un vehículo nuevo menos contaminante, como mínimo gasolina, a través de una ayuda de 2.000 libras (unos 2.400 euros al cambio actual). Acogerse a esta ayuda obligaría al comprador a achatarrar su viejo coche diésel y así impulsar la transición hacia un parque automovilístico menos contaminante. La idea, aunque en un primer momento pueda resultar revolucionaria,
no es más que una vuelta de tuerca a planes de ayuda como el Plan PIVE o el que hemos tenido en España. Este tipo de ayudas ofrecen beneficios para ayudar al mercado y al sector automovilístico en general, pero por contra también ofrecen inconvenientes como es el uso de dinero público para favorecer a un sector o el
escaso alcance de esas 2.000 libras para convencer realmente a un conductor cuyo poder adquisitivo no contempla la compra de un coche nuevo, por mucho menos contaminante que éste sea. En España, al igual que en el grueso de los países europeos,
la persecución de los vehículos diésel ha comenzado con el único objetivo de apartarlos y sin ofrecer alternativas reales a éstos. El cambio de modelo de transporte es posible, ha comenzado de hecho, pero se han de ofrecer opciones reales para renovar un envejecido parque automovilístico que está muy lejos de pensar en reducir sus emisiones a través de la compra de vehículo nuevo. En Centímetros Cúbicos: |