CHINA RESPONDE A UE
El gobierno chino ha emitido esta semana un decreto con el que obstruye la comercialización de componentes esenciales para la puesta en marcha de EVs.
Se veía venir que, desde que la Unión Europea decidió imponer aranceles a los coches eléctricos procedentes de China, el gigante asiático iba a responder con contundencia más pronto que tarde. Y así lo ha hecho en los últimos días a través de un decreto por el que prohíbe la exportación de algunas de las materias primas fundamentales a la hora de construir las baterías de los EV. Para ser más precisos, estas son el litio y el galio. Una norma más nociva para los intereses de los fabricantes europeos que la directiva impuesta por el Gobierno chino al poco de la entrada en vigor de las tasas impuestas desde Bruselas.
En aquella ocasión, estableció que quien comprara coches europeos de gran cilindrada debía hacer frente a unos depósitos comprendidos entre el 34,8 y el 39 % del valor de importación y que debían entregar a las aduanas. De esta forma, marcas como Mercedes, BMW y Volkswagen y Alemania como país se vieron especialmente afectados. En ese mismo texto les pidió a los fabricantes de su país que pusieran freno a las inversiones que estuvieran haciendo en Europa por lo que pudiera pasar finalmente en este conflicto.
Para hacerse una idea del impacto que puede tener esta serie de medidas emprendidas por el Gobierno chino, conviene tener en cuenta varios datos. China tiene en su poder el 70 % de los derechos de explotación de los materiales elementales a la hora de fabricar baterías. Asimismo, refina el 75 % del cobalto a nivel mundial, el 60 % del litio, el 40 % del cobre y el 70 % del níquel. Por no decir que los dos mayores fabricantes de baterías de coches que existen, CATL y BYD, son chinos.
Toda esta información relacionada con el procesamiento de las baterías deja clara una cosa: los esfuerzos hechos en Europa con el EV no servirán de nada si siguen dependiendo completamente de lo que exporta China.
Por otra parte, esa petición del Gobierno chino a sus fabricantes también ha hecho que se detengan proyectos que algunos de ellos habían decidido emprender en Europa. BYD, MG y DongFeng estaban pensando en construir plantas en suelo europeo, incluso algunas de ellas en España. Sin embargo, están en el aire por culpa de las crecientes tensiones comerciales entre la UE y China.
No hay que olvidar que todo lo que está pasando también dificultará indudablemente la consecución de los objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero marcados por las instituciones europeas. Dicho esto, urge que ambas partes encuentren un punto de consenso para que no salgan perdiendo quienes menos lo merecen: las personas que las sostienen con sus impuestos y su dinero invertido en vehículos.